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XABIER GALARTZA
Domingo, 5 de marzo 2006, 01:00
SAN SEBASTIÁN. DV. Caer de la manera que lo ha hecho el Akaba a manos de un equipo como el Farho Gijón, cuyos esfuerzos están dirigidos a salvarse por segundo año consecutivo de la amenaza del descenso, significa un duro golpe para las aspiraciones continentales de las donostiarras. Si hasta ahora dependían de sus resultados para garantizarse el regreso al concierto continental, la derrota en Gijón les coloca de nuevo a expensas de lo que haga el Vicar Goya, rival que visita el próximo sábado el polideportivo de Bidebieta.
El Akaba tenía una consigna muy clara: marcar las diferencias desde el principio para apagar los ánimos de las asturianas. Pero las cosas comenzaron a torcerse desde el principio. El primer síntoma evidente de que las cosas no rodaban como debían fue el prematuro tiempo muerto que solicitó Reyes Karrere. Sólo habían transcurrido cinco minutos y necesitó solicitar este primer receso para meter en cintura a sus jugadoras. Sin embargo, el toque de atención no tuvo efecto. El equipo que estaba sobre la pista distaba mucho del que hace dos semanas se había batido el cobre jugando la Copa EHF. Lamentablemente, esta situación no es ajena al Akaba, un equipo que se caracteriza tanto de lo mejor, ante equipos punteros, como de lo peor.
Para Karrere, el mayor defecto fue la falta de concentración. Dejó por sentado que el hecho de no haber podido disponer durante la semana de Patri Pinedo y Esme López por estar convalecientes no es suficiente justificación para encajar este doloroso varapalo.
El equipo se vino abajo por completo en los últimos diez minutos después del 20-21. El acierto de las lanzadoras del Gijón, amparadas en la permisividad defensiva, y la pobre selección de tiro en los últimos compases originaron que se llegara a un resultado final tan abultado.
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