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Cultura

Comedia amable

J.L. MARTÍN NOGALES

Viernes, 28 de abril 2006, 02:00

Las primeras páginas de esta novela parece que anuncian una tragedia. El protagonista nos advierte: «Estaba buscando un sitio tranquilo para morir y alguien me recomendó Brooklyn». Nathan Glass se está recuperando de un cáncer de pulmón, después de extirparle el tumor y tras sufrir la quimioterapia. Se quedó sin pelo y sin voluntad. Y se quedó solo, cuando le abandonó su esposa. Ahora busca un refugio donde pasar tranquilo los últimos días de su vida. Pero la novela, que parecía orientada al drama, es en realidad una comedia amable. Paul Auster ha reunido en esta obra una colección de personajes actuales que viven historias cotidianas en Nueva York. Brooklyn Follies es una comedia de costumbres contemporáneas. No alcanza la sorpresa que supuso en 1985 la Trilogía de Nueva York, pero Auster sigue siendo el mejor narrador de la vida contemporánea en la ciudad que Tom Wolfe calificó como el centro del universo. Aquí no hay intenciones grandilocuentes. La novela está escrita con un tono sencillo, con la intención de recoger historias de personajes que encaran con optimismo el azar. El libro no es lo mejor que ha escrito Paul Auster, pero se lee con facilidad y las historias transmiten la idea de que todas las dificultades son relativas. Cada personaje se enfrenta a situaciones conflictivas que acaba resolviendo. El protagonista se declara al final «el hombre más feliz que jamás haya existido sobre la tierra». Mientras, dos aviones enfilan rumbo a las torres más altas de la ciudad. La novela se convierte en una afirmación de la vida frente al destino, aunque no todos los finales sean en la vida tan felices como en esta novela.

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