El Bidasoa se queda con la sexta plaza tras la buena actuación ante el León

IRUN. DV. No sólo ocurrió una circunstancia inesperada, sino que se produjeron dos. Gracias a ellas, el Bidasoa-Irun adelantó al CAI Aragón en la última jornada liguera y concluyó la competición en la sexta plaza, su mejor clasificación desde la temporada 1999-2000, cuando fue cuarto. A partir de entonces, y en este orden, los irundarras acabaron dos veces octavos, decimoterceros y undécimos y remontaron el vuelo la pasada temporada con un séptimo puesto que mejoran en ésta.

El sexto puesto significa que el Bidasoa-Irun es el mejor equipo de la 'clase media', el mejor después de esos cinco grandes (Barcelona, Ciudad Real, Portland, Valladolid y Ademar). Liderar al segundo pelotón adquiere gran relevancia si tenemos en cuenta que varios de los equipos que en él viajan cuentan con presupuestos mayores y hasta muchos mayores que los que maneja el club bidasotarra.

Pero los de Julián Ruiz han completado una grandísima temporada, en la que la no clasificación para la Copa del Rey, por los pelos, se puede considerar como el único borrón. Seguramente, estar en la próxima edición del torneo copero sea una de las prioridades de los amarillos, que esta temporada han sufrido el azote de las lesiones. Oneto, Cartón, Stojanovic, Nilsson, Arrieta... se llevaron la peor parte.

Chascos y alegrías

Aunque pueda parecer que el Bidasoa-Irun es sexto por lo que sucedió en la última jornada, eso no es así y también influyen, entre otros muchos resultados, los dos triunfos frente al CAI Aragón, brillante el logrado en Zaragoza. Tropiezos como el reciente de Algeciras (que también ganó en Artaleku en un pésimo partido de los irundarras) o los puntos perdidos en los últimos minutos en Santander (dos) o Alcobendas (uno) lastraban la trayectoria bidasotarra, pero brillanteces como el empate ante el Portland en Irun o la propia victoria en León, donde no ganaba desde la temporada 94-95 y sumaba sólo dos empates en las diez últimas visitas, dieron el impulso final al Bidasoa-Irun, que ha terminado la competición con trece victorias, tres empates y catorce derrotas.

Los 29 puntos que han apilado los bidasotarras son tres más que los de la pasada temporada. Si a ellos sumamos la trayectoria europea, cerca de pasar a semifinales de la EHF, la nota global es de sobresaliente. Matrícula hubiera merecido si llega a haber eliminado al Gummersbach, pero la participación en la Copa EHF se cerró con cuatro victorias (dos frente al Tongeren belga, una agónica frente al Braga portugués en Artaleku y el susto al Gummersbach), un empate (el de Portugal) y una derrota (la que tanto pesó en la eliminatoria frente a los alemanes).

Jornada de infarto

Volviendo a la competición doméstica, cabe recordar lo sucedido en la última jornada. Los irundarras partían con un punto de desventaja sobre un CAI Aragón que visitaba al Cantabria. Pero ese partido quedó aparcado porque lo único en lo que pensaron los irun- darras fue en ganar al Ademar. Y es que no hacerlo además conllevaba el peligro de caer al octavo o noveno puesto.

El 1-5 inicial era buen indicio de lo que el Bidasoa-Irun iba a ofrecer en la despedida liguera. El Ademar quería ganar por su afición y porque todavía podía ser cuarto, pero se topó con un rival que jugó uno de sus mejores partidos de la temporada, con especial mención para un pletórico Dawid Nilsson. Los irundarras sabían que la defensa sería la clave del éxito, pero es que además atacaron de maravilla, endosando nada menos que 33 goles al Ademar, cifra sólo superada por Valladolid y Ciudad Real en León.

El partido de Santander terminó unos pocos minutos antes y, a falta de dos para el final, el banquillo irundarra sabía que incluso el empate valía para ser sexto. Sin embargo, no hubo tal empate, sino una gran victoria para poner broche de oro a la extraordinaria temporada.