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La más cruel de las guerras
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IRUN 70 ANIVERSARIO

La más cruel de las guerras

El lunes se abren dos exposiciones en el Centro Cultural Amaia que quieren recuperar la memoria de los hechos ocurridos en el 36

IÑIGO MORONDO

Sábado, 15 de julio 2006, 02:00

IRUN. DV. Hace setenta años este país vivió una de las experiencias más trágicas que puede tener lugar. Si algo puede haber peor que una guerra, es que ésta se dé entre hermanos. El 17 de julio de 1936 a España le tocó sufrir el desgarro de semejante tragedia e Irun se convirtió, casi enseguida, en un ejemplo de la dureza y la crueldad que trae consigo semejante atrocidad.

Con la perspectiva que dan siete décadas, el Ayuntamiento de Irun ha pensado en una doble exposición que sirva para recordar lo ocurrido y dárselo a conocer a quienes tuvieron la suerte de no tener que padecerlo. «Hay que vivir el presente mirando hacia el futuro, pero somos hijos de la historia, una historia que en este caso ha marcado profundamente a las generaciones futuras», decía en la presentación de la doble muestra el delegado de Cultura del Consistorio, Fernando San Martín.

Una de las colecciones, la denominada Brigadas Internacionales. Imágenes recuperadas, es un trabajo de recopilación de los franceses Michel Lefebvre y Rémy Skoutelsky. El primero de ellos apuntó su origen español (su padre se llamaba Mariano Peña) para explicar la importancia de que su trabajo esté en Irun. «Mi padre se exilió a Francia y fue por aquí por donde regresó antes de ser detenido y encarcelado en Burgos». También resumió el porqué de este trabajo, aduciendo que miles de fotos que se hicieron a los brigadistas desaparecieron bien durante el franquismo, bien durante la Guerra Mundial. «Nos parecía importante rescatar la memoria de muchos hombres que vinieron a luchar y que murieron en una aventura única de defensa de las libertades, combatiendo en un país que no era el suyo», haciendo propio el sentido de una guerra geográficamente ajena.

Irun y Guerra Civil

Su compañero Skoutelsky apuntó la importancia del «papel que jugó Irun en la génesis de las brigadas internacionales». Al parecer, a nuestra ciudad llegaron algunos de los primeros combatientes extranjeros que venían a defender el legítimo Gobierno de la República. «Tras las experiencias aquí, en Madrid y en Barcelona, surgió la idea de crear las brigadas internacionales».

El carácter fronterizo de Irun la convertía en un punto de estrategia militar fundamental. Así lo apuntaba el propio Skoutelsky y así lo afirmaba también Nicolás Aguirre, quien ha puesto los textos a la segunda exposición que desde el lunes acoge el Amaia, Irun, 1936, una colección fotográfica recopilada por otro irundarra, José María Castillo. «Los que me conocen saben que soy un sagutxo que se dedica a recopilar imágenes», se definía ayer Castillo. Para esta cita, presenta más de 200 fotografías separadas por «capítulos como La defensa de Behobia, San Marcial, El incendio, Las ruinas de la ciudad, El éxodo...»

Nicolás Aguirre les ha puesto letras a las fotos. «Irun era una ciudad eminentemente de izquierdas, de una izquierda moderada, no revolucionaria, pero de izquierdas». Aseguraba que cuando el 17 de julio de 1936 se sublevó el ejercito en África, «la izquierda irundarra se hizo cargo de organizar la ciudad y prepararse para la guerra». Según la visión de Aguirre, esa ideología y su ubicación estratégica la convertían en un «objetivo bélico primordial. En una reunión, Franco habló de la necesidad de ocupar la frontera, y el general Mola, que era un hombre más capaz y mejor formado, le dijo que lo que había que ocupar era Irun». Se formó una columna ofensiva hacia Madrid y una segunda para conquistar Irun.

«Arde, Irun»

Desde el comienzo de la guerra «hubo escarceos bélicos en Endarlatza entre los requetes navarros y las milicias republicanas de Irun» que según contó Aguirre y corroboraron Lefebvre y Skoutelsky, «formaban los hijos de la ciudad, ayudados por anarquistas asturianos, socialistas y comunistas, con la participación de combatientes extranjeros». Entre estos últimos destacó al «belga de Punttas, un hombre popular para muchos en Behobia, que organizó una verdadera sarracina» en el llamado «bando fascista».

Los refuerzos continuos en las filas de las tropas nacionales y la dificultad para obtener suministros de munición condicionaron las batallas en el entorno de la ciudad, que las hubo y muchas: la de Punttas-Behobia, la menos conocida de Erlaitz, la cruenta y sanguinolenta de San Marcial... «Aún con municiones, los defensores, que lucharon con uñas y dientes, hubieran terminado claudicando igual», comentó Aguirre. El caso es que en el casco urbano no hubo lucha, pero «los anarquistas asturianos», afirma Aguirre, «prendieron fuego a la ciudad y el otro bando no quiso apagarlo. El general Beorlegui, antes de recibir el balazo en la pierna que al tiempo le costaría la vida, miraba desde la avenida de Francia la ciudad en llamas y decía 'arde, Irun, arde'».

A este respecto, Fernando San Martín quiso añadir que «es cierto que los anarquistas quemaron Irun el 4 de septiembre, pero alguien había encendido la mecha el 17 de julio».

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