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AMAIA GOIKOETXEA
Sábado, 29 de julio 2006, 02:00
TOLOSA. DV. El tiempo no acompañó mucho en el último día del campo de trabajo de recuperación del viejo castillo de Uzturre, pero no dejó de ser un día especial. En la subida al lugar donde se ubica lo que fue una torre de telégrafos, encontramos a los chavales del campo de trabajo en plena acción. Han sido trece los jóvenes que han estado trabajando durante diez días limpiando y recuperando los restos de Uzturre. Sus edades oscilan entre los 13 y 18 años y son de Tolosa, Amasa, Villabona, Zizurkil, Lasarte-Oria y Donostia.
Según explican, «hemos tenido que hacer muchas cosas, como quitar la maleza, quitar muchas piedras, montar y desmontar el andamio, cortar árboles, pasar la escoba...». Todos los días se reunían a las nueve de la mañana. Trabajaban en la torre hasta la 13.15, luego bajaban a la piscina a ducharse y, para finalizar, comían en Beti-Alai. Junto a ellos han estado Sebas Lasa y Tito Agirre, técnicos de Aranzadi.
Juantxo Agirre, coordinador de esta actividad, comenta que «queríamos que los jóvenes participaran en la recuperación del patrimonio, y teniendo en cuenta el 750 aniversario de Tolosa, decidimos organizar un campo de trabajo en la torre que se encuentra en el camino a Uzturre. En este camino también hay restos de la antigua Misericordia».
Torre del año 1849
Esta torre de piedra fue construida en el año 1849 para albergar un telégrafo óptico. Forma parte de la línea de 52 telégrafos, que fueron construidos entre Madrid e Irun tras finalizar la primera guerra carlista. Desde esta torre se podían mandar señales ópticas a Altzo-Mendi y a Bazkardo, en Andoain. Desde ahí se enviaba el mensaje a la torre de Santa Barbara, en Hernani, y por último al monte Urgull. En ocho horas se podía mandar un mensaje desde Madrid hasta París, gracias a la ubicación estratégica de estas torres.
En definitiva, el objetivo de esta iniciativa ha sido realizar una investigación arqueológica de esta torre de piedra, levantar planos de su estructura e incorporarlos como un valor añadido al recorrido por Uzturre. «Después de un trabajo de documentación, entregaremos en el Ayuntamiento un dossier con el diagnóstico de la torre. Por otra parte, regresaremos unos días en septiembre para arreglar algunos huecos que hay en las paredes», indica Juantxo. «Puede que debajo de las piedras que han ido cayéndose al interior haya material de aquella época».
El trabajo de estos 13 jóvenes no se quedará sin recompensa. La tercera semana de agosto irán a los Pirineos con Edurne Pasaban, con quien podrán conocer diversos parques naturales, ascender montes y realizar deportes de aventura como rafting o escalada. Un premio, sin duda, de lujo.
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