

Secciones
Servicios
Destacamos
LUIS CALDEVILLA
Miércoles, 6 de septiembre 2006, 02:00
VITORIA. DV. El de ayer fue uno de esos actos que, de puro emotivos, suelen brillar por su ausencia en las agendas políticas tradicionales. Ajuria Enea se hizo eco del testimonio de los llamados niños de la guerra, aquellos que se vieron obligados a exiliarse en terceros países para evitar que el desastre de la contienda civil les alcanzase hace ahora 70 años. El lehendakari, Juan José Ibarretxe, les expresó su admiración y reconocimiento, no sin antes asegurarles que se convertirán «en hombres de la paz», persuadido de que verán el final del terrorismo como ejemplos vivos a seguir.
La Dirección de Relaciones Sociales de Lehendakaritza, con Esther Mendialdua a la cabeza, lo tuvo difícil pero al final lo consiguió, al localizar y reunir a más de 200 niños de la guerra, que acudieron a Ajuria Ena con otros tantos familiares para recibir un homenaje institucional dentro de los actos conmemorativos del 70 aniversario de la Guerra Civil.
Perdón sin olvido
Tras agradecer a las familias y a países como Francia, Reino Unido o Bélgica la labor de acogida que realizaron, Ibarretxe tuvo una mención especial para quienes acompañaron a esos niños en el exilio. Subrayó el ejemplo que estos menores dieron «mirando hacia atrás, pero no inspirándose en la venganza o en el rencor», y añadió que «son un ejemplo también de lo que es construir sin olvidar, perdonando sin rencor y sin venganza».
Para el lehendakari, «lo más importante que tiene una persona en esta vida es la dignidad de pedir perdón y también la de aceptarlo», y adelantó que «ése es un camino que vamos a tener que hacer en el futuro en Euskadi». En la sociedad vasca «vivimos hoy una oportunidad maravillosa para construir la paz de manera definitiva. Vosotros y yo lo vamos a ver y, por lo tanto, váis a pasar de ser niños de la guerra a ser hombres y mujeres que vamos a ver la paz en nuestro pueblo».
En el nuevo escenario que vaticinó, «no podremos construir la paz sobre el olvido. Una cosa es pedir perdón y aceptar ese perdón, que es un camino que deberemos transitar, y otra es olvidar. No se puede construir el futuro sobre el olvido del pasado, y eso es lo que tratamos de recordar hoy aquí». Hizo un hueco para los inmigrantes que llegan a Canarias y se preguntó qué habría sido de los niños de la guerra si hubiesen carecido de papeles. Enfatizó por ello que «es de biennacidos ser agradecidos» con quienes acogieron a los niños de la guerra.
Los invitados coincidieron en que el homenaje habría que dárselo a los que se quedaron en Euskadi durante la guerra, «porque nosotros al menos comimos». Los que mejor lo pasaron fueron los acogidos en el Reino Unido. Los evacuados a la antigua URSS tuvieron más dificultades. Se vieron en muchos casos imposibilitados de mantener contacto alguno con sus familiares en Euskadi y, de hecho, no pudo volver ninguno de ellos hasta la caída del régimen comunista.
El representante de la asociación bilbaína de «Niños Evacuados en el 37», Enrique Urquijo, aseguró que «todas las guerras son nefastas y condenables, porque recaen sobre los más débiles de la sociedad». El historiador Gregorio Arriel lamentó que hayan tenido que pasar 70 años «para que se reavive la memoria de la guerra, que estaba solapada entre el miedo y el silencio».
La portavoz de la asociación británica de «Niños Vascos del 37», Natalia Benjamín, recordó que fueron 4.000 los acogidos por el Reino Unido y aseguró que, a pesar del trauma, la estancia en este país resultó «un período feliz». El acto finalizó con un aperitivo en los jardines de Ajuria Enea que contó con la presencia de consejeros como Miren Azkarate, Gabriel Inclán, Tontxu Campos y Javier Madrazo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.