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Politica

ETA dice a sus bases que el proceso se puede romper si no hay avances políticos inmediatos

La organización exige la constitución de la mesa de partidos y contar con garantías para la legalización de Batasuna antes de dar nuevos pasos. Etarras recurren a sus familias para subsistir ante la debilidad de la banda.

ÓSCAR B. DE OTÁLORA

Jueves, 21 de septiembre 2006, 02:00

SAN SEBASTIÁN. DV. ETA ha transmitido a sus bases que el proceso de paz tiene un límite temporal y que puede romperse en las próximas semanas si no se producen avances inmediatos en el campo político. El mensaje que la banda ha hecho llegar a todos los órganos del MLNV es que la iniciativa debe partir del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y de los socialistas, puesto que ellos creen haber dado ya los pasos suficientes. El objetivo de la organización es que se ponga en marcha cuanto antes una mesa de partidos, aunque previamente debe contar con la certeza de que ha sido resuelto el problema de la legalización de Batasuna.

Según distintas fuentes consultadas por este periódico, esta situación es fruto de un intenso debate llevado a cabo en junio entre las bases de Batasuna sobre la necesidad de contar con avances en el área política antes de que se produjeran nuevos movimientos por parte de la banda. Antes de esa reflexión, el presidente del Gobierno ya había mostrado públicamente su disposición a iniciar un diálogo con ETA y a respetar «la decisión de los vascos».

Según el razonamiento de los sectores de la izquierda abertzale que impulsan estas tesis, la legalización es un problema del Gobierno por haber creado la Ley de Partidos y no una prueba que deba pasar su partido. A su juicio, en el caso de que Batasuna se legalice, la mera existencia de la norma pactada por el PP y el PSE implica que en cualquier momento puede volver a ser suspendida, por lo que su actividad política estaría pendiente de un hilo.

Este debate se hizo llegar a ETA, cuya dirección aceptó el planteamiento y le dio prioridad dentro de sus reclamaciones. En julio, la organización hizo público un comunicado en el que exigía al Gobierno que pase «de las palabras a los hechos» y al mismo tiempo le reclamaba «garantías de que no habrá límites a la voluntad del pueblo».

A la reticencia expresada desde la militancia de la izquierda abertzale se unió la propia situación de ETA. Según las fuentes consultadas, la organización se encuentra en un momento de extrema debilidad, especialmente en su área económica. La tregua ha ido acompañada de un importante descenso en la recaudación obtenida a través de la extorsión, con lo que las reservas financieras de la organización se han ido reduciendo, y ahora están en números rojos. Este hecho ha supuesto, por ejemplo, que algunos militantes de segunda fila que permanecían ocultos en Francia hayan tenido que recurrir a ayudas de sus familias para poder subsistir.

ETA no sólo se enfrentaba en esos momentos a un problema interno de supervivencia, sino que veía cómo la militancia de la izquierda abertzale le reclamaba unos planteamientos más duros de cara al proceso de negociación. Para entonces, la organización armada ya había exigido en tres comunicados al Gobierno que cumpliera los supuestos compromisos alcanzados «para poder desarrollar un proceso de negociación», -pactos que según el Ejecutivo no existen-. Según señalaron los propios miembros de la banda, uno de ellos era «desterrar los comportamientos represivos». En principio, tal y como había señalado el Gobierno central, la reunión entre ETA y el Ejecutivo tendría que haberse desarrollado en verano, pero sin embargo todavía no se ha celebrado. Según algunas fuentes, puede ser la propia banda la que haya aplazado el encuentro.

«Respuesta» de ETA

El 18 de agosto la organización terrorista hizo público el comunicado más duro desde el inicio del alto el fuego en marzo. En el texto, la banda aseguraba que el proceso «está en crisis» y amenazaba con «responder a los ataques a Euskal Herria». Según su análisis, la intención de socialistas y del PNV es «desvirtuar y vaciar de contenido el proceso».

Fue a partir de este momento cuando ETA comenzó a transmitir a sus cuadros y a la formación ilegalizada que estaba dispuesta a romper el proceso si no se producían avances políticos en breve. En el mensaje quedaba claro que una mesa de partidos con todas las garantías para Batasuna era el objetivo prioritario y que otras medidas como el acercamiento de los presos o fórmulas de legalización que implicaran someterse a la Ley de Partidos no serían suficientes para desbloquear la crisis en la que, según sus palabras, se encuentra el proceso. Este razonamiento ha ido acompañado de dos hechos: un rebrote de la violencia callejera y un comunicado de los presos de ETA, difundido la semana pasada, en el que piden que no se les utilice para «vaciar de contenido» el proceso.

El Gobierno ya ha recibido informaciones sobre la advertencias realizada por ETA a la izquierda abertzale, según señalaron fuentes del PSOE que no aclararon si también ha llegado un ultimátum explícito de la banda dirigido al Ejecutivo de Zapatero. Las mismas fuentes mostraron su confianza en que la situación pueda reconducirse en la reunión entre el Gobierno y ETA que, según la previsión del propio presidente, debería celebrarse de forma inminente.

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