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Lourdes Herrasti y Eneko Sanz, ayer en la Plaza de la Memoria minutos antes de dar comienzo a sus ponencias.
Las heridas de hace 80 años aún sin cerrar

Las heridas de hace 80 años aún sin cerrar

La Plaza de la Memoria despidió ayer sus actos en Donostia con la intervención de dos expertos en memoria histórica

AINHOA MUÑOZ

Martes, 7 de junio 2016, 07:31

La Plaza de la Memoria volvió a ser ayer el escenario para rescatar el pasado de quienes estuvieron obligados a sufrir violencias injustas. De nuevo, decenas de personas -entre ellas las propias víctimas- respaldaron los actos celebrados en la muestra itinerante que promueve el Gobierno Vasco, dedicada esta vez a recuperar la memoria de las víctimas de la Guerra Civil.

Una vez más, las experiencias más dolorosas fueron las protagonistas de las dos ponencias llevadas a cabo ayer por la tarde por los expertos Lourdes Herrasti y Eneko Sanz. La finalidad de ambos, con presentaciones tan dispares en su discurso pero idénticas en su fondo, fue recordar una memoria histórica «en positivo». Es decir, reflexionar sobre los buenos actos del pasado para conservarlos en la actualidad y, más importante aún, dejar de silenciar los errores -a veces no tan lejanos- del pasado para no volver a repetirlos.

En un ambiente cálido y bajo una luz tenue, Herrasti -arqueóloga y antropóloga de la Sociedad de Ciencias Aranzadi- puso el foco en su labor científica de recuperar los cuerpos hallados en fosas de la Guerra Civil española. Personas que, a su juicio, no solo están enterradas bajo tierra, sino también «en el olvido».

Dejar atrás el abandono histórico de quienes fueron asesinados «de manera clandestina» hace ya 80 años es, además de las propias exhumaciones, el objetivo de Herrasti y su equipo, que «lucha» desde hace 16 años por recuperar la biografía de miles de fusilados y devolverles, por fin, su propia identidad. Es más, el título de su ponencia no pudo resumir mejor el propósito de su trabajo: 'Exhumando fosas, recuperando dignidades'.

Más importante si cabe -y lo que sin duda le produce un mayor placer- es el «ansiado» telefonazo a los familiares para poder devolverles los restos de su ser querido. «Es inconmensurable la satisfacción que siento cuando les damos la noticia. Simplemente es emocionante», aseguró con una sonrisa imposible de disimular.

Precisamente, Herrasti se detuvo en este punto para concienciar a los asistentes de la «necesidad de rescatar la memoria histórica», un pasado que durante «mucho tiempo» ha estado «silenciado». «Hemos recuperado la existencia de muchas personas que habían quedado totalmente olvidadas», reflexionó la arqueóloga, que se congratuló además por el último cuerpo hallado, hace apenas cuatro días.

Y es que los técnicos de la Sociedad Aranzadi exhumaron el pasado sábado los restos de un combatiente de la Guerra Civil, encontrados en el monte donostiarra de Txaldatxur, en Zubieta. Según Herrasti, los restos corresponden a un soldado que falleció en 1936 durante los ataques llevados a cabo por el ejército franquista. Con este, ya son cerca de 8.000 los cuerpos recuperados en todo el Estado. Cerca de 8.000 familias «aliviadas». «Se apaciguan, se serenan, se relajan...», confesó la científica. Porque, según explicó, son «muchas» las personas que viven con el objetivo de recuperar los cuerpos de sus parientes y conocer la verdad de lo que les sucedió.

Una verdad que, según Herrasti, ha estado «durante muchos años difuminada por el terror y el miedo», porque «son muchos los que se han obligado a olvidar». Por eso mismo, Herrasti abogó por intentar reparar el dolor de las víctimas para así poder cerrar las heridas del pasado. Aunque, reconoció, «es imposible recuperar todos los cuerpos», confía en que «unos representen a otros» para así evidenciar lo que realmente ocurrió.

Un alcalde para recordar

El historiador donostiarra Eneko Sanz fue el otro protagonista de la jornada. En su intervención, hizo un repaso de la biografía del que fuera el primer alcalde republicano de San Sebastián: Fernando Sasiain (San Sebastián, 1894-Palencia, 1957).

Las diferentes etapas que Sasiain estuvo obligado a vivir, desde la dictadura de Primo de Rivera o sus vivencias en el exilio perseguido por el ejército franquista, fueron el preludio de un relato marcado por la violencia, el terror y la lucha de los derechos humanos. La vida de Sasiain le sirvió al historiador para hacer una reflexión y acercar las experiencias del alcalde al «mundo de los valores éticos, morales y políticos» en la actualidad. Ya que, según explicó Sanz, uno de los objetivos de su charla era «refrescar» el pasado para «no olvidarnos de dónde venimos». Se refirió en este sentido a los miles de refugiados que hoy están obligados a escapar de una guerra injusta. «Nosotros huimos hace 80 años; hoy les recibimos con concertinas».

Por ello, manifestó la «importancia» de no dar de lado a «todo lo que ocurrió en el pasado, también lo malo para que no se vuelva a repetir». Fue aquí cuando salió esa memoria «en positivo». «Todo lo que sea hablar con naturalidad es bueno. Debemos dar voz a todas esas historias que han estado durante mucho tiempo enterradas bajo tierra», dijo con contundencia, porque así «sanarán las heridas». A su entender, «una sociedad que recuerda es una sociedad activa», y ese es un «gran referente» para todo lo que pueda suceder en el futuro.

Con la jornada de ayer finalizaron los actos organizados en la exposición Plaza de la Memoria que, desde el pasado 28 de mayo, ha tratado de dar voz a todas las víctimas, de todas las violencias, con el objetivo más tangible de que no se difumine la memoria histórica de Euskadi.

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