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Fernando Segura
Viernes, 20 de abril 2018, 16:14
Los obispos piden perdón por la actitud que ha mantenido parte de la Iglesia vasca respecto a ETA. Lo hicieron este viernes, en un comunicado de seis puntos en el que valoran positivamente la declaración de la banda terrorista, pero recordando que ETA ha dado el paso «después de sesenta años de historia de muerte y sufrimiento». No obstante, añadieron que la verdadera reconciliación solo es posible «si existe un auténtico arrepentimiento y una sincera petición de perdón» por parte de la banda.
Pero, más allá de la valoración sobre el comunicado de ETA, los obispos entonan un 'mea culpa'. Lo hacen reconociendo que la postura mantenida por parte del clero ante el terrorismo ha sido para algunos, entre ellos las víctimas de la banda, equidistante, cuando no comprensiva. Y así lo asumen los obispos de forma inequívoca. «Muchos de los hombres y mujeres que conforman la Iglesia han dado lo mejor de sí mismos en esta tarea, algunos de forma heroica. Pero somos conscientes de que también se han dado entre nosotros complicidades, ambigüedades, omisiones… por las que pedimos sinceramente perdón».
No es la primera vez que desde la cúpula de la Iglesia vasca se reconoce que la actitud ante ETA ha sido tibia. Ya en 2007, el entonces obispo de Bilbao y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, reconoció públicamente que la Iglesia «no ha sido del todo inocente» en el «horror» que han sufrido las víctimas de ETA, a las que pidió de forma expresa «perdón».
Más recientemente, el también obispo de Bilbao, Mario Iceta, preguntado por esta cuestión en un reportaje publicado en este periódico, señaló que «se han recogido en diversos volúmenes las cartas y escritos de los obispos del País Vasco y Navarra durante los duros decenios en los que el terrorismo y diversas formas de violencia han actuado entre nosotros. En ellos existe una nítida y rotunda condena del terrorismo y un apoyo explícito a las víctimas y a sus familiares». Iceta añadía que a quienes hayan podido percibir «indiferencia, frialdad o cualquier actitud que les haya causado sufrimiento por parte de miembros de la Iglesia quisiéramos pedirles perdón, con el compromiso de ponernos a su servicio para reparar en lo posible el padecimiento causado tanto por comisión como por omisión».
El comunicado de los obispos tiene el valor añadido de haber sido firmado por toda la cúpula eclesial vasca. Lo rubrican el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Francisco Pérez; y los obispos de Bilbao, Mario Iceta; San Sebastián, José Ignacio Munilla; Vitoria, Juan Carlos Elizalde; el de Bayona, Marc Aillet; y el obispo auxiliar de Pamplona, Juan Antonio Aznárez.
Los obispos, además de pedir perdón, reiteran su solidaridad con las víctimas y, de un modo especial, «con aquellos cuyos atentados no han podido todavía ser esclarecidos y padecen el sufrimiento añadido de la impunidad».
Respecto a la disolución de ETA, señalan que ofrecerá nuevas posibilidades de normalización. «Pensamos en la oportunidad de atender las peticiones de los familiares de los presos inmersos en diversas necesidades humanitarias».
Los prelados no olvidan que el retorno de los exreclusos y el recibimiento del que han sido objeto en diversas localidades está siendo polémico. De hecho, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) ha pedido al Comisario Europeo de Derechos Humanos que se «pronuncie» y se dirija a los poderes públicos españoles y vascos para que pongan fin a la «impunidad de los homenajes públicos a etarras cuando salen de la cárcel». En este contexto, los obispos resaltan que «también es importante que el retorno de los excarcelados a sus lugares de origen se realice de forma que las víctimas del terrorismo no se sientan humilladas».
El comunicado concluye con un mensaje a ETA. «La verdadera reconciliación solo es posible si existe un auténtico arrepentimiento y una sincera petición de perdón; además de una disposición real a reparar el mal causado en la medida de lo posible».
La Conferencia Episcopal también valoró positivamente el comunicado de ETA. Su portavoz, José María Gil Tamayo, trasladó la cercanía de la Iglesia española con las víctimas y sus familias, al tiempo que subrayó que su sufrimiento «no termina con una declaración de que ha acabado esta pesadilla. Queremos que esta disolución contribuya a la gran tarea que queda, que es la reconciliación». José María Gil Tamayo añadió que el perdón pedido por ETA a las víctimas deben «llevar consigo reparación».
Los obispos de Navarra, el País Vasco y Bayona ante la declaración de ETA
20 de abril de 2018
1.- La Iglesia católica presente en las diócesis de Pamplona-Tudela, Bilbao, Vitoria y San Sebastián y Bayona, valora lo que de positivo tiene la «Declaración sobre el daño causado» de la banda terrorista ETA, después de 60 años de historia de muerte y de sufrimiento. Deseamos de todo corazón que el saludo bíblico «Paz a vosotros» se enraíce en nuestra tierra para siempre.
2.- En esta circunstancia, reiteramos nuestra solidaridad de una forma especial con todas las víctimas de la violencia y con sus familiares, de un modo especial con aquellos cuyos atentados no han podido todavía ser esclarecidos y padecen el sufrimiento añadido de la impunidad. Su memoria y la oración por ellos debe estar siempre entre nosotros. No podemos por menos de recordar el mensaje de las bienaventuranzas predicado por Jesucristo, que hoy resuena como especialmente dirigido a todos ellos (Cfr. Mt 5).
3.- La Iglesia ha recibido de Jesucristo la vocación a ser instrumento de paz y de justicia, de consolación y de reconciliación. A lo largo de todos estos años, muchos de los hombres y mujeres que conforman la Iglesia han dado lo mejor de sí mismos en esta tarea, algunos de forma heroica. Pero somos conscientes de que también se han dado entre nosotros complicidades, ambigüedades, omisiones… por las que pedimos sinceramente perdón. Como seguidores de Jesús de Nazaret, somos conscientes de que estamos llamados a vivir en una actitud permanente de conversión, sirviendo humildemente a la verdad y acogiendo a aquellas personas que desean emprender un camino nuevo.
4.- Además del inmenso y prolongado sufrimiento infligido por la violencia, nuestro pueblo ha padecido un daño espiritual y social incalculable, provocado por las ideologías totalitarias e idolátricas que alimentaron el fenómeno terrorista. En el momento presente, nuestra sociedad tiene que afrontar el reto de la reconstrucción moral y de la reconciliación. La Iglesia quiere contribuir a esta tarea consciente de que la reconstrucción moral está en íntima conexión con los valores evangélicos.
5.- La deseada disolución de ETA ofrece nuevas posibilidades para la normalización, que debieran de ser aprovechadas por todos. Pensamos en la oportunidad de atender las peticiones de los familiares de los presos inmersos en diversas necesidades humanitarias. También es importante que el retorno de los excarcelados a sus lugares de origen se realice de forma que las víctimas del terrorismo no se sientan humilladas.
6.- La clave de la paz y la reconciliación está en la sinceridad del corazón humano. Solamente desde la humildad puede construirse la paz en la justicia. La verdadera reconciliación solo es posible si existe un auténtico arrepentimiento y una sincera petición de perdón; además de una disposición real a reparar el mal causado en la medida de lo posible.
Que el Dios de la misericordia nos ilumine a todos para avanzar por el camino de la paz.
Mons. Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela
Mons. Mario Iceta, obispo de Bilbao
Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián
Mons. Juan Carlos Elizalde, obispo de Vitoria
Mons. Juan Antonio Aznárez, obispo auxiliar de Pamplona
Mons. Marc Aillet, obispo de Bayona
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