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ANÁLISIS

Lobato, cállate

PEDRO SOROETA

Lunes, 2 de octubre 2006, 03:51

Entiendo que el locutor de Telecinco, Lobato, quiera que Alonso sea campeón. Entiendo también que se ponga nervioso durante la transmisión. Puedo entender, incluso, que interprete todo lo que sucede a favor de su ídolo, Alonso. Lo que no puedo entender, y que me perdone, es que se vista cada domingo con el mono de Renault y nos quiera hacer ver cosas que sólo suceden en su imaginación.

Han sido muchas las veces que nos ha contado lo que él quería que ocurriera, que en nada se parecía a lo que estaban transmitiendo las cámaras, pero lo de ayer fue de nota.

Primero, en el adelantamiento de Fisichella a Alonso. Según Lobato, Fisichella estaba haciendo una gran labor de equipo para Alonso, porque el italiano tenía pegado a su alerón a Schumacher y no iba a adelantar a Alonso. A los diez segundos, Fisichella ya estaba por delante del monoplaza de Fernando.

Luego, quiso hacernos creer que Alonso, en las últimas vueltas, podía alcanzar a Schumacher, cosa que realmente sólo él pudo pensar, porque el alemán se limitó a administrar su ventaja.

Pero hay más. Según Lobato, la culpa de que no ganara Alonso la tuvo el maldito mecánico de la rueda trasera derecha, porque ahí perdió la carrera Alonso... No. Alonso perdió la carrera simplemente porque los neumáticos intermedios de Bridgestone son mejores cuando la pista está medio mojada y por tanto también medio seca, condiciones en las que se corrió casi toda la carrera.

No nos dijo nada, sin embargo, Lobato de la salida -él solito- de Alonso, en la que perdió ocho segundos respecto a Schumacher, que en ese momento estaba por detrás suyo. Y tampoco nos dijo nada de la gran carrera que hizo el alemán-¿será un tuercebotas?-. Salió sexto, no tuvo un solo fallo y acabó primero y con la ventaja suficiente para dosificar el motor de su Ferrari.

Pero de esto no habla Lobato. Cuando las cosas van bien todo es «exhibición de Fernando», «gran pilotaje del asturiano», «increíble el piloto español». Cuando las cosas van mal, la culpa es del coche, de las ruedas o de los mecánicos. Y no es así. Ni siquiera, según él, es mérito de sus rivales.

Otra cosa. Llamar -es el único en el mundo que lo hace- magic a Alonso es un insulto a Ayrton Senna, el auténtico magic, un piloto al que en nada se parece Alonso. Senna, el gran Senna, era visceral, corría siempre al máximo y arriesgaba incluso siendo primero porque sólo tenía una cosa en la mente: ganar y ganar y ganar. Pero a Lobato no le interesaba la Fórmula 1 en los años de Senna, Prost, Berger, Mansell... Y se nota.

Eso sí. Chapeau a las imágenes de Telecinco y que Alonso tenga suerte en Japón y Brasil. Y si, como dijo ayer, Lobato no va a ninguno de los dos grandes premios, porque no aguanta la tensión, mejor para todos.

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