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A. GONZÁLEZ EGAÑA
Martes, 3 de octubre 2006, 10:41
El catedrático de Ciencia Política Manuel Villoria afirmó ayer que cada vez hay mayor sensación de que los escándalos de corrupción se están generalizando. Durante su participación en San Sebastián en las jornadas sobre 'El buen gobierno', organizadas por la Federación Española de Municipios, el profesor de la Universidad Rey Juan Carlos y asesor de Rodríguez Zapatero antes de su triunfo en las urnas, manifestó su temor a que en las próximas elecciones municipales se produzca un alto grado de abstención si se siguen destapando casos como el de Marbella.
-¿Cuál es el mensaje que ha querido transmitir con sus dos ponencias tituladas 'Ética y corrupción política' y 'Clientelismo político'?
-El mensaje es que vivimos una situación muy problemática en el ámbito local porque los últimos escándalos de corrupción son muy importantes. Cada vez hay más sensación de que esto se está generalizado y de que la inmensa mayoría de los alcaldes y concejales son corruptos. Ante esta situación es necesario reflexionar sobre la importancia de la ética de la acción pública, reconociendo que ética y política son realidades complejas y que no siempre es posible conseguir que los alcaldes que tienen que tomar decisiones, en ocasiones complejas, digan toda la verdad. Pero hay unos límites que no se pueden traspasar y que tienen que ver, esencialmente, con buscar el interés general y el respeto a los derechos humanos.
-Han elegido como tema general de las jornadas 'El buen gobierno' ¿Qué elementos son necesarios para conseguir algo tan complejo?
-Ciertamente es algo muy difícil hoy en día, pero mi ponencia va más por la idea de evitar un mal gobierno. Lo ideal sería conseguir una ciudadanía que fuera también virtuosa, que se preocupara de la política, que tomara cartas en el asunto, controlara a los políticos, les exigiera y además que se contara con unas instituciones sólidas que obligaran a los políticos a rendir cuentas y a informar. En última instancia que existieran unas vías de participación en las que los ciudadanos también pudieran imponer en la agenda sus opiniones.
-No falta mucho para que comience la precampaña para las elecciones municipales de 2007. ¿Qué panorama se dibuja?
-Lo que temo es el alto grado de abstención si siguen destapándose escándalos de corrupción. Me preocupa bastante porque el ámbito local tenía hasta ahora una buena imagen ciudadana y la está perdiendo a pasos agigantados. Espero que de cara a las elecciones, los partidos tomen medidas y empiecen a introducir en sus campañas y en sus proyectos medidas para luchar contra la corrupción.
-Usted ha sido asesor de José Luis Rodríguez Zapatero, ¿sigue ejerciendo esa tarea?
-Fui miembro de su gabinete y hay relaciones de amistad personal desde hace tiempo, pero después de las elecciones decidí volver a mi ámbito docente y dedicarme a la Universidad. Ahora mismo estoy bastante alejado de la política activa.
-En la manifestación del domingo en Sevilla fueron muchas las voces críticas con las intenciones del gobierno de dialogar con ETA. Como ex asesor, ¿qué consejo le daría a Zapatero en estos momentos?
-Él lo tiene muy claro. Además, no creo que haya ningún gobierno democrático en el mundo que ante una situación de violencia terrorista no abra una vía de diálogo si los terroristas se la ofrecen. Desde una perspectiva ética, yo me pongo en una situación: ¿cómo me sentiría si como consecuencia de rechazar el diálogo al día siguiente matan a una persona? Ésa sería la pregunta que yo haría a todos esos que dicen que no hay que dialogar.
-Ibarretxe ha propuesto recientemente impulsar la participación ciudadana en el proceso de paz y su intención es hacerlo a través de Eudel. ¿Que papel cree que deben que tomar los ciudadanos y los ayuntamientos en ese campo?
-Soy defensor de que haya participación siempre. Que participen siempre que haya información suficiente y exista vocación de escuchar a los demás. Para lograr ese objetivo se tiene que encontrar el marco adecuado en el que todos puedan hablar con libertad, sin miedo, con la máxima información y sin ningún tipo de coacción.
-Se ha referido a que los políticos y la política en general no tienen buena prensa entre los ciudadanos.
-Y va a peor. El deterioro de la imagen de la política es galopante y no sólo en países de alta corrupción y de bajo nivel de cultura cívica. Esto tiene que ver en gran medida con la irrupción de los medios de comunicación, el nuevo periodismo, pero también con la idea de que hoy los partidos luchan por el centro para alcanzar el poder. No hay muchas diferencias programáticas y la clave para diferenciarse personalmente es decir que el contrario es un corrupto y que tú eres muy honesto.
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