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XABIER GALARTZA
Lunes, 9 de octubre 2006, 11:13
SAN SEBASTIÁN. DV. Los síntomas de recuperación que se detectaron con el baño y el repaso que dio en Ipurua al Torrevieja la pasada jornada se han confirmado positivamente con la victoria con autoridad obtenida a domicilio con el Granollers. El Arrate ha completado correctamente el silogismo de lógica, al conocer de antemano que los vallesanos habían sido pasto de los alicantinos.
La suma de dos victorias consecutivas le han catapultado en tan solo dos jornadas desde los puestos de descenso hasta la octava plaza, lugar que ha pasado a compartir con el Teka y el Algeciras ( dos de sus verdugos en esta incipiente Liga). Esto confirma una vez más la estrecha igualdad que reside entre todos los equipos de Asobal, a excepción de los cuatro o ahora ya cinco grandes, con el Valladolid.
Este sábado en Ipurua podrá rematar la jugada e incluso subir un nuevo escalón, siempre que consiga frenar a un CAI Aragón que en estos momentos le precede en la tabla al disponer de un punto más.
Las primeras evoluciones del partido no fueron nada favorables para los intereses arratearras al ceder cuatro goles (11-7) para los veinte minutos. El movimiento del marcador fue muy similar al partido del Torrevieja, sólo que esta vez el Arrate era el que iba a remolque. De cualquier modo, el partido guardó cierto paralelismo con el del Torrevieja, ya que Malumbres volvió a dar todo un recital bajo los palos, al cerrar su actuación de nuevo con dieciséis paradas. Davor no estuvo tan explosivo. Su sobresaliente actuación del pasado día originó que la vigilancia sobre su persona se acentuará y al final lo acusó a la hora de encar portería.
Esta vez hubo otros nombres que se unieron al del meta navarro. Su inestimable aportación y el rendimiento de la defensa 5:1 con Jurkiewicz como hombre adelantado acabó por encorsetar a la escuadra vallesana, que vio abortado su despegue con celeridad, a través de los contragolpes que nacieron de los robos de balón. Dalibor Cutura, mucho más recuperado, se mostró muy suelto a la hora de dirigir y de resolver con sus sorprendentes lanzamientos exteriores.
El Arrate supo salir también airoso de las repetidas situaciones de inferioridad que le tocó jugar. En el último cuarto se mostró mucho más solvente al abrir un hueco de cuatro goles que supo administrar correctamente hasta el pitido final.
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