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Gil, a la izquierda, Illarregui y Santos Yanguas. [IOSU ONANDIA]
Análisis científicos ratifican la autenticidad del hallazgo de Veleia, según arqueólogos
Cultura

Análisis científicos ratifican la autenticidad del hallazgo de Veleia, según arqueólogos

No creen falsas las inscripciones en euskera y el calvario, de los siglos III al V Consideran «irresponsables» las críticas de los profesores de la UPV

ROSA CANCHO

Sábado, 25 de noviembre 2006, 02:39

VITORIA. DV. Los arqueólogos que trabajan en el yacimiento alavés de Iruña Veleia quisieron acabar ayer con todo atisbo de duda sobre la autenticidad de las piezas halladas en la antigua ciudad: un importante conjunto de grafitos de la época romana, que incluyen el calvario más antiguo hasta ahora conocido, y las primeras palabras de la vida cotidiana escritas en euskera. El equipo que dirigen Eliseo Gil e Idoia Filloy detalló los estudios «altamente especializados» que se han realizado para «demostrar» que las inscripciones y dibujos en estudio se hicieron entre los siglos III y V después de Cristo y que ninguna mano negra ha podido falsificarlos.

Filloy fue la encargada de leer un comunicado que firman también los catedráticos de la UPV Juan Santos Yanguas y Henrike Knörr; el físico nuclear Rubén Cerdán; el profesor y arqueólogo Emilio Illarregui, y el responsable de Patrimonio de la Diócesis de Álava, Zoilo Calleja. Con el escrito pretenden responder a los académicos vascos Joaquín Gorrochategui -miembro del comité científico que perita los textos en lengua vasca-, Joseba Lakarra y Juan José Larrea, quienes en los últimos días han revelado en DV, en sendos artículos de opinión, las «perplejidades en cadena» que les ocasionan los hallazgos.

Aunque en ningún momento les citan, se refieren a ellos cuando dicen que «algunas opiniones y artículos» son «absolutamente irresponsables y poco documentados». «Parecen querer alimentar un interesado estado de opinión que cuestionaría la validez» de los descubrimientos», sostienen, visiblemente «molestos». Les parece «muy grave que por primera vez en la Arqueología vasca se ponga en entredicho el método arqueológico y las analíticas de validación».

1.500 años de historia

En el comunicado, Gil y sus colaboradores desgranan las pruebas realizadas y que, a su juicio, «garantizan que la autenticidad de los graffiti no se puede poner en duda». Así, empiezan por recordar que ya acarrean sobre sus espaldas doce años de «concienzudos» estudios del yacimiento de Iruña Veleia, «elemento clave del patrimonio cultural vasco», con testimonios de ocupación continuada que abarcan 1.500 años, desde el milenio I antes de Cristo al siglo V.

En los últimos tiempos, agregan, han desenterrado de la antigua ciudad «un voluminoso lote» de grafitos cuya multiplicación, replican a Gorrochategui, «puede ser un reto para la investigación, pero jamás un problema». «Sería tan absurdo como pensar que el hallazgo del homo antecessor fuera menos fiable porque en Atapuerca se han encontrado varios ejemplares de este remoto antepasado en lugar de uno solo».

Los expertos también explican por qué han llegado a la conclusión de que los textos y dibujos hechos sobre restos de cerámica, huesos, maderas o vidrios se corresponden en el tiempo con un estrato o capa de subsuelo de los siglos III, IV y V. Los análisis estratigráficos, básicos en toda excavación arqueológica, así lo atestiguan, entre más razones, porque otras capas superpuestas de época también romana sellaban los conjuntos epigráficos que tantos y apasionados debates están suscitando.

Pruebas de física nuclear

Para cerciorarse mejor, los arqueólogos sometieron a la prueba del carbono 14 y a procesos de termoluminiscencia otros restos de huesos y maderas hallados junto a los grafitos -«aparecen acompañados de materiales que les dan coherencia», matizó Gil-. Estos análisis confirmaron la época en que murieron los animales y se cocieron las vasijas. Conclusión: Bajo Imperio romano.

Conscientes de que se encontraban ante piezas de una gran trascendencia, las enviaron a laboratorios especializados en física nuclear para analizar su pátina o capa superficial. En este sentido, el físico Rubén Cerdán fue muy didáctico. Si alguien hubiese cogido una navaja para hacer los dibujos se habría descubierto el acero inoxidable. Y aun en el hipotético caso de que hubiese utilizado alguno de los punzones de la época, las piezas se habrían contaminado de plomo 210 o cesio 137, elementos artificiales que no existían en tiempos de los romanos. Cerdán aclaró que se analizan en estos exámenes hasta 155 elementos de discriminación. «La pátina muestra una evolución química que no se puede falsificar», zanja.

El equipo de Eliseo Gil pide a la sociedad «tranquilidad» y tiempo para «trabajar y trabajar», y a los investigadores de las diferentes disciplinas implicadas una «mente abierta para asumir los retos que los nuevos descubrimientos puedan aportar en lugar de escudarse en negar la mayor basándose en axiomas de carácter general o en argumentaciones del calado de 'esto no es lo que esperábamos'».

Pero aquí no acabaron los tirones de orejas para los profesores de la UPV. En el turno de preguntas, Filloy indicó que la palabra Iainkoa, con la que se ha teorizado, no aparece y Santos Yanguas -que cada día analiza las inscripciones «hasta que los ojos me hacen chiribitas»- explicó a quienes debaten sobre la 'o' en los nombres latinos de esos años que ya hay un grafito del 250 donde dice'rromulo. «Debemos trabajar con pies de plomo. Hay que ver los datos y hacer teoría, no al revés», concluyó Santos Yanguas.

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