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PAULA DE LAS HERAS
Miércoles, 3 de enero 2007, 09:27
MADRID. El ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró ayer que el proceso de paz está «roto, acabado y liquidado» tras el atentado de ETA del pasado sábado, al tiempo que defendió la vigencia del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo.
En rueda de prensa en la sede de su Departamento, Rubalcaba hizo esta afirmación en respuesta al dirigente del PP, Ignacio Astarloa, quien por la mañana había exigido una declaración formal por parte del jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, sobre la ruptura o no del proceso.
«Quiere el señor Astarloa que digamos si el proceso de paz se ha roto. Pues bien, evidentemente se ha roto. Que el proceso se ha liquidado, pues bien, el proceso está liquidado. Que el proceso se ha acabado, pues evidentemente, el proceso se ha acabado», señaló Rubalcaba, quien subrayó, además, que el proceso es «insalvable».
«ETA ha sido quien ha roto, ha liquidado y acabado el proceso de paz --enfatizó-. Una vez aclarado esto, sería fantástico que de una vez por todas nos pusiéramos a trabajar juntos para poner fin a la violencia en España porque eso es lo que nos piden los ciudadanos españoles». En este sentido, apuntó que el Gobierno «no va a pelearse con ningún partido político democrático después de un atentado de esta naturaleza». «Y eso -añadió- incluye al primer partido de la oposición».
Una vez «liquidado» el proceso de paz, el Gobierno esperará a hablar con los grupos parlamentarios para decidir su nueva estrategia frente a ETA. Rubalcaba ha convocado para el próximo martes a los portavoces de todas las fuerzas con representación en la Cámara baja para informarles sobre las investigaciones del atentado y para tratar de fijar un marco conjunto de actuación contra la banda. Si el propio día del atentado en Barajas Zapatero mantuvo abiertas las puertas a una reanudación futura del proceso de paz, ahora ha optado por pasar página. Es ETA, según dicen los socialistas, quien ha dinamitado el diálogo y lo que se impone es una «revisión» de las líneas de actuación por parte de todos los partidos democráticos.
El atentado del pasado sábado cogió desprevenido al Gobierno. Pérez Rubalcaba admitió ayer que no contaba con informe alguno de las Fuerzas de Seguridad del Estado que pudieran hacer pensar en que la organización terrorista fuera a romper el alto el fuego iniciado el pasado marzo. Eso explica la indefinición de la primera respuesta de Rodríguez Zapatero. El Gobierno esperaba contar con un comunicado de ETA y mantenía la duda de que el potente coche bomba, que voló el aparcamiento de la T-4, fuera obra de un grupo disidente. El titular de Interior dejó claro ayer que nada de eso importa ya al dar por roto el proceso.
Resolución del Congreso
Lo que aún no han especificado ni el Ejecutivo ni el PSOE es si siguen considerando válida la resolución aprobada por el Congreso en mayo de 2005. En ella se autorizaba al Gobierno a abrir el diálogo con ETA si ésta demostraba su voluntad inequívoca de abandonar las armas. Rubalcaba, que compareció a media tarde en el Ministerio del Interior, aseguró que el proceso de paz iniciado hace casi nueve meses es ya «insalvable», pero no se pronunció sobre futuras iniciativas del gabinete de Rodríguez Zapatero. «No me alcanza», justificó.
La intención del Gobierno es que todos los grupos participen en la decisión de qué líneas de actuación siguen siendo útiles y cuáles no. El ministro del Interior apuntó que las «líneas básicas están ahí». «No cambiamos las leyes, no ha bajado la presión policial y se ha mantenido la colaboración con Francia». «Ahora -insistió- habrá que revisarlas conjuntamente y proponer otras».
Una de las opciones que, según fuentes gubernamentales, está sobre la mesa es la recuperación de esa promesa realizada por Rodríguez Zapatero durante su intervención en la comisión de investigación del 11-M: la ampliación del pacto antiterrorista suscrito en diciembre 2000 por PP y PSOE al resto de las fuerzas parlamentarias. El titular de Interior recordó que hasta la fecha han existido «dos instrumentos» de actuación. Uno fue el citado pacto y otro la comisión de secretos oficiales en la que participan los portavoces de todos los grupos parlamentarios. «Ambos están en perfecto funcionamiento y lo han estado siempre», aseveró.
Nuevo texto
La ampliación del pacto antiterrorista equivaldría a su nueva redacción. Entre otras cosas porque el suscrito por las dos fuerzas mayoritarias excluía a las fuerzas nacionalistas vascas por los acuerdos suscritos con ETA en el pacto de Lizarra. Pérez Rubalcaba no aclaró si se mantendrá o no la apuesta por un final dialogado del terrorismo siempre que la organización demuestre que renuncia a la violencia, pero recordó que esa filosofía no es nueva, que ya estaba en los pactos de Madrid y Ajuria Enea, firmados en 1988 y 1989 por todos los partidos, y que en su opinión, «tiene su sentido». COLPISA
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