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IRATXE DE ARANTZIBIA
Lunes, 12 de febrero 2007, 01:40
El Ballet de Biarritz Junior (BBJ) clausuró de manera discreta la cuarta edición de las jornadas Dantzaz. Para la ocasión, la compañía preprofesional presentó Ibilaldi, un amplio programa, compuesto por seis piezas con predominio del lenguaje neoclásico.
Con una duración de setenta minutos, los diez bailarines de la formación gala realizaron un agradable paseo por tres siglos de música y danza. Tras la hecatombe de su primer espectáculo -Tximeleta (2005)-, una temporada después, se aprecia una grata evolución. Los jóvenes integrantes de este proyecto han ganado presencia y madurez escénica, pero su actuación no consigue pasar de la mera corrección.
De esta manera, Ibilaldi resulta entretenido y ameno, pero no brillante. Por eso, la nueva propuesta del BBJ carece de ese sutil plus que convierte a un espectáculo en una experiencia única. No basta con agradar y con demostrar un buen nivel técnico, es necesario emocionar y ésa es una lección aún no asimilada por los jóvenes participantes.
El paseo secular se inicia en el pleno Renacimiento con la ayuda de la música de Anthony Holborne. La decena de intérpretes del BBJ, vestidos de blanco inmaculado, comienzan a desgranar la pieza de Christine Grimaldi. En ocasiones, las reducidas dimensiones del escenario del Centro Cultural de Egia coartan la amplitud de sus movimientos. Dos siglos después, Mozart dejó inigualables muestras de su genio musical, de las que el coreógrafo Thierry Malandain aprovecha un fragmento. Sin duda, el pas de deux de la inglesa Vivian Ingrams con el francés Pierre Henrion fue lo más destacable de la velada. Sin pena ni gloria pasa el trío de Christophe García, en una primera escala en el siglo XIX, para sobresalir más El vals de la flores.
Con la firma de Malandain, destaca el colorido de este fragmento coral. Más interesante es el puente entre los siglos XIX y XX, de la mano de Rimsky-Korsakov, con un dúo de Gaël Domenger. Como broche final, la animada Obertura cubana, con la compañía en pleno, cerró con alegría la segunda intervención del BBJ en los escenarios donostiarras.
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