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LUIS CALDEVILLA
Sábado, 17 de febrero 2007, 03:28
VITORIA. DV. Llevaban meses madurándolo y ayer se decidieron. Los socialistas aprovecharon el pleno de la Cámara vasca para anunciar que no volverán a debatir ninguna iniciativa parlamentaria del PP sobre política antiterrorista, por entender que sólo sirve para enfrentar a los demócratas y hacer de «altavoz» a los violentos. La réplica no se hizo esperar. El partido de María San Gil acusó al de Patxi López de pretender una reedición en Euskadi del pacto del Tinell con tal de excluirle de la política vasca y le recordó que no pone tantos problemas para hablar con «terroristas», en relación a ETA-Batasuna.
El detonante del nuevo enfrentamiento entre los constitucionalistas fue una proposición no de ley del PP sobre el cese del terrorismo sin contraprestaciones políticas y el rechazo al diálogo con ETA o Batasuna. La iniciativa había sido presentada antes del atentado de ETA en el aeropuerto de Barajas, pero no pudo ser discutida hasta ayer.
El portavoz del PP, Leopoldo Barreda, defendió la vigencia de su planteamiento debido a que el Gobierno de Zapatero continúa a su juicio dando vida al «proceso» a pesar del atentado del 30 de diciembre y resulta obligado exigirle una «rectificación». Y es que, según dijo, los hechos demuestran que el resultado consiste en un deterioro de las leyes y el incremento del poder y actividad de los terroristas. Defendió por ello la necesidad de que la Cámara defina a «ETA-Batasuna como organización ilegal y terrorista con la que no cabe ningún diálogo político», exprese su reconocimiento a las víctimas del terrorismo y exija a la organización terrorista su disolución y cese definitivo de su actividad delictiva.
Eliminar la confrontación
Tripartito y Aralar acabaron apoyando una enmienda del PSE-EE en la que se insta a todos los partidos a «eliminar de la confrontación partidista la política antiterrorista», algo que en realidad la Cámara ha pedido ya en diferentes ocasiones. Para los socialistas vascos, la iniciativa del PP estaba revestida de una apariencia «noble» cuando, en realidad, su objetivo era «generar confrontación entre los grupos y convertir el Parlamento Vasco en una caja de ruido para favorecer su estrategia». «Quieren -añadió- enfrentarnos a los demócratas y se convierten en el mejor altavoz de ETA, mientras que los ciudadanos quieren que nos unamos contra ETA en lugar de que nos peleemos».
Y fue aquí cuando vino la novedad por boca de su portavoz, José Antonio Pastor: «A partir de ahora nos vamos a abstener de intervenir en todas las propuestas del PP de este estilo y nos limitaremos a votar en contra de las mismas». Los socialistas «no vamos a entrar a esa estrategia porque a estrategias despreciables se contesta con desprecio y el mejor desprecio que hay es no hacer aprecio». El PSE-EE ha meditado mucho este paso. Ha tenido que vencer algunas dudas sobre la conveniencia de no debatir con el PP y dejarle a este partido la iniciativa de los argumentos, críticas y descalificaciones en la Cámara. Finalmente ha primado el criterio de «no entrar al trapo» salvo a través de la prensa en casos especialmente «hirientes», según las fuentes consultadas por este periódico.
Como era de esperar, la réplica llegó rápido. Los populares vieron en la actitud de los socialistas el anuncio público de trasladar el pacto del Tinell a la política vasca con el objetivo de excluir al PP. vieron en ello la prueba palpable de que el PSE-EE «no soporta el debate y carece de argumentos». «Puede debatir con ETA-Batasuna, mirar a los ojos de ETA-Batasuna -enfatizó Barreda-, pero no puede mirar a los ojos del PP, no soporta confrontar democráticamente con el PP, pero no tienen ningún problema con los terroristas».
Tripartito y Aralar hicieron en esta ocasión piña con el PSE-EE. Criticaron la posición del PP, aseguraron defender la «disolución de ETA» y precisaron que el problema es que abogan por utilizar una estrategia diferente a la que plantea el partido de San Gil para conseguir este objetivo. Acusaron al PP de proponer una solución basada en «medidas represivas».
Curso de democracia
El portavoz del PNV, José Antonio Rubalkaba, le espetó que «recibieron un cursillo acelerado de democracia, pero faltaron a las lecciones de diálogo y libertad», conceptos que según dijo borraría el PP si pudiera del diccionario. «Están ustedes muy cómodos, y es triste tener que decirlo, con que ETA siga existiendo. Aunque les peguen a ustedes, aunque les violenten, aunque les asesinen: parece que están mucho más cómodos con la existencia de ETA que sin la existencia de ETA», remachó frente a un Barreda que calificó este razonamiento de «infamia».
El portavoz jeltzale hizo asimismo una serie de comentarios contra determinados jueces y su supuesta proximidad al PP que fueron entendidos por este partido como una «amenaza nada velada» hacia los magistrados. Unai Ziarreta (EA) reclamó el cese de ETA porque «no respeta los derechos humanos» ni la voluntad mayoritaria de los vascos. El portavoz de EB, Oskar Matute, coincidió en que la iniciativa del PP va «más allá» de la condena de ETA. La parlamentaria de Aralar, Aintzane Ezenarro, destacó la necesidad del diálogo. La portavoz de EHAK, Nekane Erauskin, aprovechó para defender la propuesta de Batasuna de una autonomía vasco-navarra. La primera prueba de fuego de la nueva estrategia del PSE-EE llegará el próximo viernes, con el debate sobre la ilegalización de EHAK en el Parlamento Vasco.
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