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XABIER GALARTZA
Domingo, 18 de febrero 2007, 04:12
EIBAR. DV. Los equipos de la zona media de la tabla tienen bien claro que para tratar de tutear y, en el mejor de los casos, doblegar a todo un Valladolid es preciso jugar a la perfección, y el Arrate estuvo bastante lejos de mostrar su mejor cara. Esto originó que el partido quedara más que decidido con los ocho goles de renta (14-22) que reflejaba el electrónico en el minuto cuarenta. A la postre, fue la máxima ventaja, ya que a partir de aquí el Valladolid se preocupó más por no cargarse de exclusiones y en minimizar los riesgos de lesiones.
El inicio de los arratearras fue prometedor. Con una defensa 5-1 presionante, tomó la iniciativa amparado en un Jurkiewicz muy entonado que anotó cuatro de los cinco primeros goles. Al principio se explotó el lanzamiento exterior (cinco de los seis primeros goles fueron de esta guisa), pero a continuación el Valladolid, con su presión defensiva y con la colaboración de Lorger bajo los palos -suplió con creces al convaleciente Sierra-, supuso el germen de la sequía goleadora del Arrate.
La muralla central, con Asier Antonio cono máximo exponente, dificultaba los tiros de los arratearras, lo que originó que en repetidas ocasiones se estrellaran literalmente en el cuerpo del meta esloveno.
En la portería contraria ocurría todo lo contrario. Malumbres se encontraba completamente vendido para tratar de atajar los lanzamientos sin oposición que ejecutaron los artilleros Gull y Muratovic. Se marchó en el minuto 22 con una sola parada, pero Vucinic poco más pudo hacer. Las paradas del montenegrino llegaron con el partido más que decidido. El Valladolid continuó a lo largo de toda la contienda resolviendo sus acciones ofensivas con una facilidad pasmosa.
Los pucelanos rompieron la contienda en las postrimerías del descanso con un parcial de 0-4 y lo remataron en la reanudación hasta colocar el 14-22.
Cutura se echó el equipo a la espalda al inicio del segundo periodo. Trató, con poca fortuna, de recortar con rapidez las diferencias encarando la portería. Hasta erró una de las tres penas máximas malogradas. Esto fue lo último que hizo. Con el partido decidido, Debre optó por reservarlo para afrontar con total garantía el próximo duelo ante el Teka en Santander.
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