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BENITO URRABURU
Lunes, 19 de febrero 2007, 10:51
SAN SEBASTIÁN. DV. Mikel Astarloza se levantó ayer con una buena paliza en el cuerpo y «agujetas en los dos brazos. Los tengo molidos. La falta de costumbre a la hora de hacer americana se nota y eso que nos acoplamos bien desde la primera».
Tenía un entrenamiento relativamente tranquilo y aprovechó para hacer rodillo «y librarme de una buena mojadura». Finalizó cansado en el velódromo. El cuentakilómetros de su bicicleta no engañaba: «Marcaba 100 kilómetros y al ritmo que se va se acaba por hacer cansado. Parece que no pero te acabas dando una buena paliza».
Acabó «contento. El objetivo era meterme en el podio y lo conseguimos. Ves que tienes cerca el ganar, que sólo quedan quince minutos para terminar y te haces ilusiones. Los últimos diez minutos que hicieron Marvulli y Risi fueron espectaculares. Demostraron que eran lo más fuertes».
Nos explicaba Mikel que «hubo un momento en el que tuvimos que ponernos a trabajar dos parejas, la nuestra y la de Curuchet, y ellos iban más rápidos solos que nosotros los cuatro». Astarloza se ve más identificado con Marvulli que con Risi: «Marvulli me recuerda a Freuler, que era corpulento, grande, que rodaba muy bien. Prefiero a Marvulli para seguirle en un relevo que a Risi, que es más pequeño. Marvulli es más parecido a mí físicamente. Risi me saca de revoluciones. Si te coge cinco metros, necesitas tres vueltas para cogerle».
Llaneras, una figura
El tercer puesto junto a Joan Llaneras le sabe como si fuese el segundo, «porque hemos terminado con los mismos puntos. Cuando acabamos creía que nos habían ganado por un punto, no que habíamos finalizado empatado con ellos a puntos. Son una pareja que nunca falla, que siempre está ahí, delante».
La experiencia de formar pareja con Llaneras le resultó gratificante: «Nos entendimos muy bien, hablamos mucho durante las americanas. Intentamos jugar al despiste, a ver si les cogíamos desprevenidos en la segunda americana, cuando cogimos vuelta, pero en la tercera se lo olieron y nos tenían muy controlados».
Continuaba explicando que «tácticamente, Llaneras me demostró que es perfecto, muy inteligente en carrera. Me llevó muy bien. Te inspira credibilidad, confianza». Después de dos semanas metido en el velódromo, «en el que he estado muchas horas, voy a olvidarme de la pista, hasta el año que viene, para centrarme en la carretera».
Correrá la Vuelta a Valencia, París-Niza y Vuelta al País Vasco, a las que debe de llegar en un buen momento de forma: «La idea es disputar las tres. Luego, después de País Vasco descansaré y me centraré en la preparación del Tour. Hasta ahora todo me ha ido bien, he podido entrenar en condiciones. En una disciplina que no es la mía me defendí. Los dos meses que tengo por delante voy a intentar hacerlo lo mejor que pueda».
Con Dörich finalizó segundo en 2004. La diferencia entre aquel segundo y este tercero la ve como «algo anecdótico. También podíamos haber sido segundos. Nos olvidamos de los puntos para poder coger a Risi. Con Dörich fue la demostración de que me podía desenvolver bien en las Seis Horas, en la pista. Con Llaneras ha sido la confirmación, hemos estado disputando la carrera. Con Dörich no estuve tan cerca. Hemos sido terceros, pero optando al triunfo hasta el final». Las Seis Horas son historia para él.
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