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Domingo, 25 de febrero 2007, 10:13
BILBAO. DV. Veinte personas, entre ellas seis ertzainas, resultaron ayer heridas durante los graves disturbios provocados por cientos de radicales en el centro de Bilbao. Los altercados comenzaron después de que la Ertzaintza impidiera el desarrollo de una manifestación de la izquierda abertzale en apoyo a los presos de ETA que había sido prohibida por la Audiencia Nacional.
La Ertzaintza se empleó con contundencia y detuvo a dos personas, una de ellas, el dirigente de la ilegalizada Batasuna Joseba Permach. Los enfrentamientos se iniciaron poco antes de las seis de la tarde, después de que la Policía vasca cargara para evitar el desarrollo de la manifestación. A partir de ese momento los incidentes se desbordaron por todo el centro y arrasaron unas calles ocupadas por miles de bilbaínos iban de compras o daban un paseo.
Los miembros de la izquierda abertzale se habían concentrado alrededor de las 17.00 horas en la plaza Aita Donosti, donde tenían previsto iniciar la protesta pese a que estaba prohibida. Cuando llegaron los primeros furgones de la Ertzaintza con agentes antidisturbios se produjeron empujones y amagos de carga. En ese momento, en la cabecera de la movilización se encontraban destacados dirigentes de la izquierda abertzale como Juan Mari Olano, Arnaldo Otegi o Joseba Permach, miembros del colectivo de apoyo a los presos Etxerat así como la abogada Arantza Zulueta. En las calles adyacentes se agolpaban cientos de personas, en algunos puntos, detrás de cordones de ertzainas de la Brigada Móvil -los beltzas-. Los incidentes fueron vaticinados por Olano cuando, tras conocer que la Er-tzaintza no iba a permitirles continuar la marcha, lanzó el siguiente mensaje ante los medios de comunicación: «Si no nos dejan celebrar una manifestación, vamos a hacer cien manifestaciones en las calles de Bilbao». El ruido del helicóptero de la Er-tzaintza que sobrevolaba la zona apagó sus palabras y se mezcló con un coro de gritos a favor de Iñaki de Juana y contra el PNV.
Los simpatizantes de la izquierda abertzale se dividieron entonces en grupos y, por rutas paralelas a la calle Autonomía, -recorrido previsto inicialmente para el acto de protesta- ,se cercaron al pabellón de La Casilla para intentar iniciar allí la marcha y burlar a la Policía vasca. Los radicales consiguieron iniciar la manifestación pero los agentes reaccionaron y se desplazaron a toda velocidad en sus furgones. Les cortaron el paso en el cruce de las calles Areilza y Pérez Galdós.
En este punto estalló la violencia. Grupos de radicales se habían apostado en calles cercanas y volcaban y quemaban contenedores. Además, las dotaciones de la Ertzaintza se habían dividido en secciones más pequeñas para intentar controlar los brotes de violencia de zonas próximas. Los radicales avanzaron y consiguieron rodear algunas furgonetas aisladas de la Ertzaintza y a los propios agentes. Durante unos segundos, los policías vascos se quedaron paralizados mientras una marea de personas les superaba entre gritos de «torturadores» y «zipaios». Entonces empezaron a disparar pelotas de goma.
En ese instante fue detenido por desacato Joseba Permach. Los agentes le trasladaron esposado a la comisaría de la Ertzaintza en Deusto, donde a la hora de cerrar esta edición continuaba detenido. Mientras la Ertzaintza perseguía a los radicales, algunas personas quedaron tendidas en el suelo con el rostro ensangrentado por heridas en la cabeza. El también miembro de la mesa nacional Pernando Barrena fue trasladado a un centro hospitalario cercano con una contusión en el codo. Según Batasuna, también resultó herido el dirigente de la izquierda abertzale Eusebio Lasa.
Barricadas
Los disturbios se fueron extendieron hacia la Gran Vía, la principal avenida de la capital vizcaína. El camino hacia la céntrica calle quedó salpicado de contenedores volcados, algunos de ellos en llamas, y restos de botellas de vidrio y bolsas de basura. Las aceras, repletas de bilbaínos que disfrutaban de una tarde de sábado, comenzaron a ser escenarios de carreras, disparos de pelotas de goma y el sonido de contenedores volcados. En muchas calles, los depósitos de basura fueron empleados para improvisar barricadas y el tráfico quedó bloqueado. Las sirenas de las ambulancias comenzaron a escucharse por todo el centro. Algunas tiendas comenzaron a bajar las persianas mientras decenas de ciudadanos corrían a refugiarse en establecimientos comerciales, portales y los vestíbulos de hoteles.
Para entonces, los radicales habían conseguido situarse en la Gran Vía, junto al Corte Inglés, y también habían intentado acercarse a la cercana Sabin Etxea -la sede central del PNV-. En ambos lugares comenzaron a producirse cargas de la Policía autónoma. En las puertas del centro comercial se vivieron entonces momentos de tensión. Decenas de simpatizantes de la izquierda abertzale corrieron a refugiarse en el abarrotado establecimiento mientras lanzaban gritos a favor de De Juana, ante la mirada atónita de los clientes que se agolpaban en la primera planta. En la calle, la Ertzaintza disparaba con pelotas de goma y realizaba cargas.
En la cercana Plaza Circular, mientras tanto, los violentos intentaron impedir el paso de los vehículos para impedir el tráfico. En uno de los cruces se produjo un conato de agresión cuando algunos paseantes comenzaron a criticar la actitud de los radicales. Decenas de simpatizantes de la izquierda abertzale comenzaron a insultarles y a amenazarles. En el Casco Viejo, frente al teatro Arriaga, los violentos intentaron asaltar un autobús de Bilbobús. Su conductor resultó herido cuando los saboteadores arrojaron una piedra contra la luna delantera y una de las esquirlas de cristal le alcanzó en un ojo.
La rápida intervención de una patrulla de la Ertzaintza evitó que los radicales consiguieran apoderarse del vehículo. La Ertzaintza detuvo en las inmediaciones al joven A. I. A., de 27 años y le trasladó a una comisaría por un supuesto delito de desórdenes públicos.
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