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TERESA FLAÑO
Domingo, 4 de marzo 2007, 03:28
La donostiarra Maider López lleva un año y medio apareciendo periódicamente en los medios de comunicación como ganadora de premios y becas, además de ser reconocida internacionalmente con el encargo de dos intervenciones en la última bienal de Venecia. Ella afirma que tiene los pies en la tierra y los reconocimientos los interpreta de forma alimenticia, una manera de poder desarrollar su trabajo de una manera más libre.
- En junio fue seleccionada para realizar dos intervenciones en el Pabellón de Italia de la Bienal de Venecia, lo que supone una consagración para cualquier artista. ¿Le supuso un cambio en su carrera?
- La verdad es que desde entonces he estado trabajando en los proyectos de Atasco y Playa, que ya los tenía previstos antes. Han sido unos meses de mucha actividad, pero también con mayor seguridad.
- También ha estado tres meses con una beca de Hangar, una especie de Arteleku catalán, en Rotterdam. ¿Cómo ha sido la experiencia?
- Centrada en el trabajo y nada más. Para realizar mis obras necesito mucha organización y muchas relaciones porque suelo necesitar la implicación de bastantes personas. En Holanda me olvidé de todo eso y sólo disfrute del trabajo. Entiendo las becas como una forma de romper con la dinámica habitual y no como una época especialmente productiva. La vida allí era muy tranquila. Estaba en un gran estudio autoorganizado por artistas. Ha estado muy bien vivir en un entorno artístico.
- De allí se trajo las fotografías que son la base de la exposición que inaugura el día 22 de este mes en Distrito 4 en Madrid. ¿En que consiste ese proyecto?
- Rotterdam es una ciudad con mucho color y arquitectónicamente muy innovadora; una ciudad que se corresponde con mi visión artística. Todos los días me plantaba ante uno de estos edificios y esperaba a que pasara alguien vestido del mismo color que la fachada. Buscaba atrapar el hecho casual. El proyecto se fue construyendo a sí mismo, haciéndose muy activo porque seguía en bici a las personas con colores que me gustaban y buscaba algún elemento urbano que fuera parejo. También la casualidad influía mucho porque aparecían persona y elemento urbano sin casi darme cuenta.
- Pero todo esto tendrá un propósito, además del estético.
- Sí. He plasmado un retrato de una ciudad y de su sociedad. En las fotografías hay muchas situaciones cotidianas, como personas sacando dinero de un cajero, esperando un autobús, homeless... Es la primera vez que no intervengo en el paisaje ni preparo el escenario. He capturado una realidad no preparada, sin manipulación, todo ha consistido en sacar fotos anónimas. Estéticamente el resultado final son 92 fotografías de 30 por 20, es decir bastante pequeñas, en las que estos encuentros casuales funcionan como grupo porque una sola no se entendería.
- También ha disfrutado de la beca de la Comunidad Autónoma de Madrid de Artes Plásticas.
- La acabo de disfrutar. La he empleado en desarrollar proyectos que tenía inacabados. Mi trabajo es muy conceptual. Las ideas están ahí, pero luego no se concretan en muchos casos. Las paredes que presenté en Arco son un fruto de ese tiempo del que he dispuesto. Existían en el ordenador, pero no físicamente. Es una de las características del arte contemporáneo, donde el proceso es casi tan importante como la obra. También me llamaron de Japón para presentar una propuesta de un terreno de juego en un museo que todavía está en proyecto.
- ¿Tiene algún trabajo más en el extranjero?
- Tengo un proyecto en los Emiratos Árabes que lo haré el próximo octubre. Se trata de una intervención en el exterior del museo de la ciudad de Sharjah. Están intentando activar la plaza a través de terrenos de juegos.
- ¿Qué cree que tiene su trabajo para que le llamen desde sitios como Japón o Emiratos Árabes?
- Lo que más interesa de mi trabajo es que no se limita al arte. Plasmo la vida diaria, los usos, como el proyecto Playa. Mi trabajo empezó desde el principio muy fundido con la arquitectura y ha ido girando más a los aspectos sociales. Además, aunque los proyectos cada vez son de más envergadura, siempre he necesitado que el espectador participe. En los suelos debía andar encima de ellos, las lámparas tenía que encenderlas y en Atasco el propio público participaba de la intervención.
- Tampoco hay que olvidar el Premio ABC por una de sus fotografías de Playa. ¿Qué le ha supuesto este reconocimiento?
- A parte de la remuneración económica que necesitaba para poder seguir trabajando, me ha dado visibilidad en un contexto. Me ha sacado un poco del anonimato en el que nos movemos muchos artistas contemporáneos.
- Estamos hablando de becas y de premios. ¿No se está institucionalizando, entrando en una especie de corriente donde siempre suenan los mismos nombres?
- No. Para nada me estoy institucionalizando. Hace poco alguien me cuestionaba por qué estaba en un concurso de artistas emergentes. La respuesta fue clara, yo sigo siendo una artista emergente. No me cotizo con cantidades astronómicas y me presento a las becas y a los premios para poder seguir trabajando. Los proyectos que realizo necesitan una importante infraestructura que casi siempre son unas producciones artesanales en la que me ayudan mis amigos o como mucho recibo alguna ayuda del municipio donde estoy actuando. Siempre tengo que estar dando las gracias porque la gente colabora de una forma muy desinteresada. Podría decir que el mayor capital que tengo para plasmar mis ideas es la voluntad de mis amigos.
- Uno de esos ejemplos fue Playa en Zumaia.
- Sí. Por eso he sacado un pequeño catálogo con todo el trabajo de ese día. Es como un zoom, con una vista panorámica que a medida que se pasan las hojas se va acercando hasta tener casi primeros planos. La intención es que casi todos los que participaron aparecieran en él y se pudieran buscar. En Donosti está en Elkar y Hontza y en Zumaia en todas las papelerías y librerías.
- Siempre ha sido difícil de definir su trabajo ¿Maider López cómo se define a sí misma artísticamente?
- Soy una artista contemporánea que utilizo todos los recursos: instalaciones, esculturas, intervenciones, fotografías... También es verdad que he ido derivando más hacia la fotografía porque me ha abierto muchas posibilidades.
- En breve va a inaugurar una exposición, pero lo último que se ha podido ver es el Project Room que presentó en Arco. ¿En qué consistía su propuesta?
- Era una pieza que hacía referencia a la propia feria, a su construcción, funcionamiento y motivos. Cada galería aprovecha al máximo los espacios y paredes. Yo le di la vuelta y en lugar de rentabilizar el espacio lo niego. Dentro de un stand hice diez muy pequeños, en los que en algunos casi ni se podía entrar. Ha sido una forma de jugar con el contexto, que se convierte en el verdadero sentido de la pieza. En Arco también expuse varias fotografías de la serie de Playa que también han funcionado bastante bien. PLAYA ITZURUN. El último reconocimiento le ha llegado a Maider López con la fotografía Playa Itzurun 2. El proyecto consistió en ir un día de verano a esta zona de Zumaia y entregar a cada una de las personas que llegaban una toalla roja. Unas mil personas se acercaron a tomar parte en el proyecto. López señala que «elegí el lugar por su impresionante situación geográfica con un sólo acceso».
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