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XABIER GALARTZA
Domingo, 4 de marzo 2007, 03:29
SAN SEBASTIÁN. DV. El Arrate quiso congraciarse con su público y ofrecer todo un espectáculo ante un Algeciras al que precede en la clasificación a fin de compensar a todos los aficionados que no pudieron disfrutar del recital de la pasada semana en Santander.
Estos dos nuevos y sabrosos puntos le sitúan con los mismos puntos (17) que el Granollers, que es séptimo, y abre una pequeña brecha de tres puntos sobre el propio Algeciras
Los andaluces apenas pusieron oposición. Para antes de alcanzar los veinte minutos ya bajaron los brazos. El parcial de 7-1 que contribuyó para romper y colocar con 10-4 al Arrate por delante significó el definitivo mazazo para el Algeciras.Toda su resistencia la consumió en los primeros compases.
El Arrate no comenzó muy fino. Parecía que tenía el periscopio desviado al malograr sus cuatro lanzamientos claros a portería. Arroyo estrenó el casillero a los cinco minutos. El extremo volvió a completar una brillante actuación, lo que impidió que Nunes (el supuesto titular) presenciara por completo su segundo partido consecutivo desde el banquillo.
Después de asistir a un inicio lleno de despropósitos por ambas partes, el duelo cambió por completo de decorado. El Algeciras se ahogó ante la presión defensiva de un Arrate que aplicó con eficacia su 5:1 con Jurkiewicz como adelantado. Los robos de balón se multiplicaron. La única fisura que encontró para ver portería fue a través de sus combinaciones con el pivote Bustos.
Pero esto representaba un mal menor, ya que en ataque los hombres de Debre dieron muestras de tener un amplio abanico de recursos. Lo más significativo fueron los tres goles que anotó durante los dos minutos en que Salaberria estuvo excluido. Para terminar combinó tanto los lanzamientos exteriores de Davor y Kobine, junto con los contragolpes y las finalizaciones desde los extremos.
Al Algeciras le dejó en evidencia su corto banquillo, una baza con la que Debre ya contaba y que supo explotar a la perfección. Era difícil dar crédito que el rival al que estaba dilapidando el Arrate había perdido en la pasada jornada ante el líder Portland por la mínima, con el agravante de desaprovechar un penalti en la última acción del partido.
Al Arrate le salió todo y campó a sus anchas. Contó con la suerte de los campeones al salir beneficiado de todos los rechaces, otro factor que contribuyó a restar aún más la frágil moral del rival. La máxima renta que llegó a alcanzar durante el partido fue de ocho goles. Arroyo lo estableció por primera vez a los seis minutos de la reanudación (23-15).
Ahora el equipo piensa en visitar Torrevieja con el fin de volverle a dispensar el mismo trato que le dio en Ipurua.
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