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RICARDO ALDARONDO
Viernes, 23 de marzo 2007, 09:14
Su trabajo en el cine ha destacado en múltiples papeles, pero especialmente en los de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (1996)y María querida (2005). Como luchadora por diversas causas sociales, sus papeles son innumerables: contra ETA, contra la guerra, contra la violencia de género, y a favor de los gays, los saharauis, o una paz justa en Oriente. Ayer el alcalde Odón Elorza recordaba que «este premio lo decide el equipo humano que organiza este festival y no yo, igual que no decido yo los premios Donostia del Festival de Cine». La asociación Covite se sumó a las críticas del PP y calificó este premio de «indignidad e insulto a las víctimas».
- Me dicen que esta mañana la gente le paraba por la calle para felicitarle por el premio...
- Sí, me decían zorionak, zorionak. El acercamiento entre ciudadanos de a pie siempre es bonito. Y más si te expresan cariño porque te van a dar un premio tan importante y entrañable como el de Cine y Derechos Humanos. Es muy de agradecer y me llega mucho. (Durante la entrevista otras personas que pasan le hacen gestos de felicitación).
- Tiene desde niña una relación muy especial con San Sebastián
- Sí. A mis padres el golpe franquista le pilló en Vitoria y mi hermano Juan y mi hermana estaban al cuidado de una tata, y se juntaron aquí. Pasaron una noche en el puente del Kursaal esperando a mis padres. Mi hermana, que también se llamaba Pilar, murió de meningitis en 1937, y fue enterrada en San Sebastián. Yo nací dos años más tarde y me pusieron de nombre Pilar por ella. Mi padre me enseñó que yo era dos, mi hermana y yo misma. Ahora también parece que soy dos, según los que me quieren y los que me odian. Vine por primera vez a San Sebastián cuando tenía ocho años. Y conocí el mar y mi tumba, porque pone 'aquí yace Pilar Bardem, muerta a los ocho años'. Y me impresionó mucho, claro. Siempre me he sentido muy ligada a San Sebastián, que me parece la ciudad más hermosa del mundo.
- ¿El hecho de haber nacido en el año que terminó la Guerra Civil le ha hecho batalladora?
- No, me ha hecho reflexiva. Mi hermano me lleva 17 años, casi podía ser mi padre. Y todos mis familiares eran más mayores o menores que yo. Me acostumbré a escuchar, cosa que me parece muy enriquecedora, y a sacar mis propias conclusiones. Para mí la posguerra es el frío y el silencio. Pero el teatro en el que trabajaban mis padres era un espacio libre, en el que no se cuestionaban las opciones de cada uno. A mí me parecía que el teatro era el mundo normal.
- Dice usted que es una roja que reza. ¿Tiene su propio catecismo?
- En el colegio nos decían que los rojos eran el demonio, pero yo veía que mi hermano era rojo y era muy bueno. Así que me di cuenta de que alguien me estaba engañando. Pero también me enseñaron a rezar, y yo rezo todas las noches como forma de reflexión, hablo con mi madre, y pienso en qué he metido la pata cada día. Eso que se llamaba antes examen de conciencia. Y tengo mis estampitas de santos.
- ¿Recuerda su primera manifestación?
- Creo que fue a la muerte de Franco, pidiendo la amnistía. Y la primera vez que fui con un hijo de la mano fue cuando el golpe de Estado. Y luego, cuando fui a la de repulsa por el asesinato de Tomás y Valiente me dio una lipotimia, y menos mal que iba con mi hija. Pero los que nos manifestamos, a no ser que estemos detrás de la pancarta, lo hacemos a título individual. Nadie te puede decir por qué no has ido a tal sitio, como si fuera una obligación. Pero se está manipulando de tal manera, que han llegado a radiar en directo mi llegada a un acto público con mi hijo, cuando yo estaba en el hospital con neumonía y mi hijo, en Estados Unidos. Y por otra parte te dicen que no has estado en sitios, porque no sales en la fotografía, parece que nada ha ocurrido si no hay fotos.
- ¿Qué siente cuando se le acusa de no haberse manifestado contra ETA, aunque no sea cierto?
- Esta manipulación del terrorismo y el antiterrorismo que están haciendo es peligrosísima porque están devaluando el mensaje. El no a ETA lo hemos dicho todos en los momentos en que necesitábamos decirlo, no hace falta hacerlo las 24 horas del día. Yo he estado en dos manifestaciones de Basta Ya y me hicieron fotos, pero no sé por qué nunca las veo en ningún sitio. A mí me da igual, yo tengo la conciencia bien tranquila. Y me manifiesto contra ETA donde quieran y a la hora que quieran.
- ¿Empaña eso la ilusión por el premio?
- No, en absoluto. Pero produce mucha pena, porque te retrotrae al prefranquismo, y se ha luchado mucho por una democracia que está absolutamente consolidada. Una trata de estar en los lugares en que coherentemente cree que tiene que estar como ciudadana. Pero esta degradación, este confundir la libertad de expresión con el insulto, no puede llevar nada bueno. A mí me llaman 'proetarra' y me amenazan de muerte por el móvil. Una cosa es estar en desacuerdo con el trabajo de una y otra es el insulto. Y venga repetir lo de la rosa a Jone Goirizelaia, cuando ni siquiera la entregué yo, sino una compañera, y era a un grupo de quince mujeres. Pero esto está llevando a que ciudadanos que no tienen dos dedos de frente se sientan muy valientes de insultar por la calle a una vieja como yo. Dos señoras me gritaron cuando yo iba a la compra: «Roja de mierda, vete a Bosnia». Las seguí y les pregunté por qué me decían eso, y me dijeron: «No queremos hacer declaraciones». No entiendo nada. Como hay una confusión entre la política y la prensa del corazón y la gente lo mezcla todo... Un periodista empezó hablándome de ETA y acabó recriminándome que por qué tiene mayordomo Ana Belén. Esta mezcolanza es un disparate.
- En San Sebastián tuvo otro 'renacimiento, cuando 'Nunca hablará de nosotras cuando hayamos muerto' se estrenó en el Festival.
- Bueno, fue un momento maravilloso. Ahí fue donde me descubrieron muchos, y decían: 'Pero, ¿donde ha estado esta mujer?' Pues trabajando toda la vida, hombre, dónde voy a estar. Con esa película me vino Dios a ver, la vio muchísima gente, me felicitaban por el papel, y además conocí a Tano, Agustín Díaz Yanes, que es una persona maravillosa.
'Invisibles' cierra el festival en Victoria Eugenia
Los directores Mariano Barroso y Javier Corcuera y el productor Javier Bardem presentarán esta tarde a las 19.45 horas, en la sesión de clausura del Festival de Cine y Derechos Humanos, su película Invisibles. La sesión que se celebra en el Victoria Eugenia, y que se iniciará con la entrega del premio del festival a Pilar Bardem, cuenta con la proyección de Invisibles, un documental que narra cinco historias que pretenden «dar voz a aquellos que residen en nuestro olvido».
Los directores de cine Mariano Barroso, Isabel Coixet, Javier Corcuera con Elena García Quevedo, Fernando León de Aranoa y Wim Wenders siguieron la iniciativa del actor Javier Bardem, que quiso producir esta película sobre dos enfermedades y tres conflictos armados, presentada el mes pasado en la sección Panorama del Festival de Berlín. En la presentación de esta tarde participará también Aitor Zabalgogeazkoa, director general de Médicos Sin Fronteras, organización que ha colaborado en la realización de la película.
Invisibles quiere «rendir justicia a esas personas y situaciones que siguen fuera del foco de una, a veces, tan necesitada atención mediática, y hacer un humilde homenaje a aquellos que nunca apartaron la mirada de ellos», señalan los creadores del filme.
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