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Arantxa González Laya, en la sede de la OMC en Ginebra.
«Donde hay comercio se habla, y donde hay diálogo no hay guerra»
ARANTXA GONZÁLEZ LAYA DE TOLOSA A GINEBRA

«Donde hay comercio se habla, y donde hay diálogo no hay guerra»

Se siente orgullosa de ser ciudadana del mundo, aunque sus raíces siguen hundidas en Tolosa. Trabaja en Ginebra en la cúspide de la Organización Mundial del Comercio, habla seis idiomas y ha convertido el planeta en su hogar

MITXEL EZQUIAGA

Domingo, 25 de marzo 2007, 03:27

- ¿Cómo es su itinerario vital de Beizama a Ginebra?

- Criarse en el corazón de Euskal Herria es una experiencia que te curte para el resto de tu vida. Es un viaje desde un pueblo de doscientos habitantes a una organización de 150 países,pero con etapas de menor a mayor: de Beizama a Tolosa, de Tolosa a Pamplona, de Pamplona a Madrid, de Madrid a Bruselas y de Bruselas a Ginebra.

- Pues explique al lector de Beizama, y a mí, qué es la Organización Mundial de Comercio.

- Es la organización que se encarga de abrir el comercio entre sus 150 países miembros para el desarollo de todos ellos y para reducir la pobreza. Está basada en el principio de que por donde pasa el comercio no pasan las armas. La apertura de las economías de los países les ayuda a comunicarse en un mundo en el que cada vez estamos más obligados a entendernos.

- A veces organizaciones como la suya parecen estar más atentas al dinero que a las personas...

- Comercio es desarrollo, y eso es reducir pobreza y hambre, e impulsar el progreso de los pueblos. Las grandes empresas o las multinacionales son una parte de la foto, pero en esa foto salen también los presidentes de Suráfrica, Benin o China esforzándose por desarrollar sus países.

- Es usted directora de gabinete del director general. ¿Qué hace?

- Soy una chica para casi todo. El director general es como Lucky Luke persiguiendo no a tres Dalton, sino a 150 países para ponerles de acuerdo. Yo hago de consejera política, organizadora de viajes con miles de kilómetros al año, y dirijo una organización de 700 personas.

- Es una entusiasta de Europa. ¿Hace más por Europa un Chelsea-Barça, el festival de Eurovisión o las instituciones?

- Todo aporta su granito de arena. La Comisión Europea es un invento magnífico de cuya primera gestación se conmemoran hoy cincuenta años. La unidad europea es uno de los mejores legados de nuestra generación.

- Habla castellano, euskera, inglés, francés, alemán e italiano. ¿Cómo se vive con Babel en la cabeza?

- Ayuda haber crecido en Beizama. Vengo de una familia castellanohablante pero crecí en un entorno euskadun. Esto obliga desde pequeñita a pensar en dos idiomas. Una vez que tienes ese mecanismo es fácil sumar más.

- ¿Y en qué idioma habla consigo misma?

- Muchas veces me han dicho que sueño en inglés. Es el idioma que más utilizo en mi trabajo.

- ¿El País Vasco desde Ginebra?

- Lo veo en ebullición, tratando de alcanzar lo que llevamos buscando tantos años: una sociedad basada en el juego limpio.

- ¿Qué deberíamos aprender los vascos de la cultura europea?

- Que no valen las armas: sólo sirve el juego limpio. El diálogo, la discusión, el debate.

- ¿Y qué pueden aprender los europeos de los vascos?

- Que nunca hay que tirar la toalla. Pensar que siempre hay una solución, aunque parezca difícil, y empecinarse en buscarla.

- Le gusta la montaña. ¿Prefiere el Uzturre o el Mont Blanc?

- ¿El Mont Blanc es mucho Mont Blanc! La cocina, en Tolosa. Las montañas, en Suiza.

- Ama el cine. ¿Prefiere el europeo o los estrenos de Hollywood?

- Me gustó muchísimo Volver, la última película de Almodóvar.

- ¿Sigue desde Suiza la mala marcha de la Real?

- ¿Ese es un tema sensible! ¿Mi familia y yo somos del Athletic! Aunque los rojiblancos no están mucho mejor...

- Después de viajar tanto, ¿cuál es su lugar en el mundo?

- Soy ciudadana del mundo, me siento cómoda en todos los sitios. Me fascina el continente africano, un espacio donde uno descubre la humanidad en bruto. Y siempre que puedo regreso a mi pueblo: ser ciudadana del mundo exige sentir el vínculo con Tolosa. Viví seis años felices en Beizama pero mi adolescencia fue en Tolosa y cuando voy por el mundo y me dicen de dónde soy digo «de Tolosa».

- ¿Su futuro sigue siendo nómada?

- Quiero seguir dando vueltas por el mundo. Me fascina cómo cada país hace frente a los mismos problemas de manera diferente.

- ¿El mundo va hacia mejor?

- Sí. En Europa somos muchas veces más pesimistas de lo que deberíamos: si viéramos nuestras comodidades comparadas con otras regiones veríamos que no tenemos de qué quejarnos.

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