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MIGUEL VILLAMERIEL
Miércoles, 28 de marzo 2007, 10:40
SAN SEBASTIÁN. DV. Varios activistas de Greenpeace se colgaron ayer de la chimenea de la central térmica de Pasaia durante todo el día para denunciar la contaminación que provoca esta planta y exigir su cierre inmediato. Miembros del grupo ecologista escribieron con grandes letras negras el lema 'STOP CO2' en la chimenea de una central que, según denunciaron, «emite a lo largo de un año más dióxido de carbono que todo el parque móvil de Gipuzkoa».
Para escenificar su rechazo al funcionamiento de esta central, una veintena de miembros de Greenpeace desarrolló ayer un acto de protesta preparado al detalle. A las 7.00 de la mañana, diez personas accedieron a la central, se descolgaron de la parte superior de la chimenea (a 125 metros de altura) y empezaron a escribir el lema 'STOP CO2' con letras negras. Otros integrantes de la organización desplegaron dos pancartas que exigían el cierre de la central junto a la entrada.
Agentes de la Ertzaintza vigilaron los movimientos de los ecologistas durante todo el día e identificaron a algunos de ellos, aunque no detuvieron a nadie. Las personas que se habían colocado con pancartas en la entrada abandonaron el lugar a las pocas horas, pero quienes se subieron a la chimenea tenían la intención de pasar toda la noche colgados. La Ertzaintza no intentó desalojarlos por razones de seguridad.
La responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace, Raquel Montón, explicó que la intención de su grupo era obtener una respuesta de Iberdrola a la demanda de cierre de la central. «Para reducir el cambio climático hay que reducir las emisiones de CO2, y la forma más rápida para ello es dejar de quemar carbón para producir electricidad».
Greenpeace cree que la eléctrica tiene la oportunidad de demostrar si su apuesta por Kioto, las energías renovables, la sostenibilidad y el medio ambiente «es más que un elemento decorativo».
Respuesta de Iberdrola
Iberdrola emitió un comunicado por la tarde, pero su respuesta no fue en la línea que esperaba el grupo ecologista. La eléctrica expuso que «la central de Pasajes se ha caracterizado siempre por el estricto cumplimiento de las prescripciones de funcionamiento, tanto técnicas como medioambientales, y se trata de una instalación actualizada que presta un relevante servicio a la garantía del suministro eléctrico».
El cierre de la central térmica de Pasaia es una vieja reivindicación de los grupos ecologistas y de los partidos políticos denominados 'verdes' -EB felicitó ayer a Greenpeace por su acción-, aunque en el último año también ha sido asumida por el Gobierno Vasco, que promueve la sustitución de las centrales de ciclo simple por las de ciclo combinado (gas).
El carbón que se quema en la central de Pasaia supone un cuarto del dióxido de carbono que se produce a diario en Gipuzkoa, aunque la central abastece de energía eléctrica al territorio en una proporción similar (20%).
mvillameriel@diariovasco.com
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