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La primitiva construcción del claustro data de los años 1673-75, y los claros estaban decorados con pinturas de la vida de San Francisco. [OLIDEN]
Los franciscanos hicieron el convento que rechazaron los religiosos jesuitas
ARRASATE-MONDRAGON

Los franciscanos hicieron el convento que rechazaron los religiosos jesuitas

Juan de Araoz, fundador del convento, no consiguió atraer a los jesuitas para que asumieran su proyecto Los franciscanos se hicieron cargo del mismo, y su estancia en Mondragón se divide en dos periodos

PPLL

Martes, 3 de abril 2007, 04:03

ARRASATE. DV. La presencia de la Comunidad Franciscana en Mondragón ha tenido dos periodos históricos. El primero se prolongó desde 1586 hasta 1840. El segundo, comenzaría en 1954, a petición del propio consistorio. Pero cuatro décadas más tarde, un pleito acerca de la titularidad del convento entre el ayuntamiento y la orden religiosa casi acaba con la presencia de los franciscanos en la villa. Finalmente, ambas partes alcanzaban un acuerdo que hacía posible acometer las obras para reconvertir el antiguo convento (calificado de edificio de valor histórico-artístico) en la nueva casa de cultura municipal. Kulturate, nombre oficial del nuevo centro cultural público, abría sus puertas en febrero pasado tras una remodelación que costó casi 7 millones de euros. Su inauguración oficial tenía lugar el pasado 16 de marzo.

Juan de Araoz

La larga historia de Kulturate se remonta al siglo XVI, cuando Juan de Araoz (1525-1581), rico indiano fundador de la iglesia y convento de San Francisco, quiso en un principio que su patronato eclesiástico-escolar fuera regentado por los jesuitas, pero estos no se avinieron a establecerse en Mondragón. Propusieron a Juan de Araoz que instituyera su patronato en Vitoria, que allí sí se harían cargo del mismo.

Pero el acaudalado indiano, enriquecido en las minas de plata de Zacatecas (México), se negó a dejar Mondragón, y con la ayuda de su cuñado el historiador y cronista real Esteban de Garibay trasladó su oferta a los franciscanos, que sí aceptaron la invitación de establecerse en la villa ferrona.

Todo esta historia se desarrolla durante el siglo XVI, cuando «al finalizar las contiendas civiles entre Oñacinos y Gamboinos que ensangrentaron el suelo vasco durante más de dos siglos, se inició un movimiento de verdadera reforma religiosa, dictada por el Concilio de Trento, que invadió todas las clases de la sociedad en los países católicos», como escribe el padre Larrinaga.

Como consecuencia, aparecieron en el suelo de Gipuzkoa numerosas fundaciones claustrales, debidas unas al sufragio unánime de los pueblos, y otras, en no menor número, a la iniciativa de particulares que contribuyeron con sus bienes a la propagación de benéficas instituciones.

Este espíritu del «siglo santo» era el que poseía Juan de Araoz y Uriarte, a quien se debe la fundación del convento de San Francisco de Mondragón.

A su regreso a Mondragón en 1.566, después de diez ó doce años en tierras mejicanas, se propuso dotar a su nativo pueblo de un centro de enseñanza (entonces no existían las escuelas públicas) que a la vez fuese plantel de celosos misioneros. Tras su frustrada propuestas a los jesuitas, se digirió a los franciscanos. En Fr. Francisco de Tolosa encontró Araoz el genuino intérprete de sus deseos y su mano impresionó de modo indeleble todos los trabajos que se encaminaron a la fundación del convento colegio.

Según el testamento del fundador, de fecha 4 de enero de 1578, el colegio, cuyo superior había de ser vascongado y llevar el nombre de Rector, sería edificio capaz para albergar, además del número ordinario de religiosos conventuales, doce jóvenes, religiosos también, estudiantes de Teología y tres lectores: uno de la escuela tomista, otro de la escotista y el tercero profesor de escritura. El colegio estaría en buenas relaciones con la ya célebre Universidad de Oñate.

Nombra Araoz como patronos de la fundación al Ayuntamiento de Mondragón y a los Católicos Reyes de España, cuyas armas, junto a las propias de Araoz, debían ostentarse en la fachada principal del edif cio.

A fin de conseguir la bula pontifical para la fundación elevó la petición al Papa Gregorio XIII, y en ella, expedida en Túsculi el 13 de Junio de 1581, el Pontífice, tomando en consideración la importancia de la población de Mondragón, que llegaba a seiscientos vecinos, la falta de todo otro monasterio de religiosos, donde pudieran instruirse en las verdades de la fe los hijos del pueblo, y sobre todo la situación peligrosa que le creaban a este país, en orden a la fe, su comercio y vecindad con los herejes, concede facultad para que pueda fundarse dicho colegio con todas las exenciones, privilegios, inmunidades y gracias de que gozan los demás conventos de la orden de San Francisco.

Pero a los tres meses de recibir la bula papal fallece el bienhecho. El cabildo parroquial se opone a a la fundación y construcción del colegio-convento «por ser el pueblo de corto vecindario y no poderse sustentar el cabildo»

Empieza la construcción

Superados estos inconvenientes, los franciscanos comienzan en 1618, con la autorización del ayuntamiento, a construir extramuros el colegio y la iglesia con los 7.482 ducados legados por el fundador. Pero el dinero no alcanza para la correcta finalización del a fábrica, y es la propia orden la que costea gran parte de la inversión.

La primera capilla se inauguró el viernes 6 de Julio de 1682 celebrando el P. Provincial de Cantabria, Fray Francisco de Tolosa.

Más tarde se hizo el convento y la actual Iglesia, bajo la dirección del Hermano Fray Miguel de Aranguren, notable arquitecto.

El retablo barroco del altar mayor, del año 1.695, es obra de los arquitectos vergareses Jacobo de Ayesta y Rafael Sarralde.

La construcción del claustro data de 1673-1675. Se levantan 24 claros que se llenan de pinturas sobre la vida de San Francisco.

Los franciscanos no abandonarían Mondragón hasta que en 1840, por fuerza mayor, tras la desamortización de Mendizabal, el convento que ocupaban fuera incautado por el Estado.

A raíz de las leyes especiales del Gobierno, el convento fue evacuado el 31 de diciembre de 1.840 por oficio del comandante general de Gipuzkoa Francisco de Paula Alcalá, a pesar de la resistencia del ayuntamiento que alegó que el oficio no tenía visado foral.

El Ayuntamiento consiguió, el 10 de agosto de 1.849, del gobierno de Isabel II, una Real Orden cediendo el convento en usufructo a la villa, condicionando su destino a beneficencia e instrucción.

El 17 de mayo de 1.892 se convirtió el convento en Santo Hospital, escuela de niños y niñas entregándose su regencia a las Hermanas Mercedarias de la Caridad.

En 1953 se ubica un Dispensario Antituberculoso

El 7 de febrero de 1.954, volvieron los franciscanos a tomar posesión de la Iglesia de San Francisco.

Durante los años 70 y 80, a raíz de la construcción de infraestructuras más modernas con los mismo fines, las monjas mercedarias se trasladan al nuevo centro asistencial (hoy Hospital Alto Deba), a la nueva residencia Iturbide y a su propio centro educativo, por lo que el convento-escuela-hospital pasa ocupar diversos usos: club de jóvenes, scout, ikastola, almacén del SUDC, ensayos de la tamborrada, ludoteca, feria del libro y disco vascos, kiosko y baños públicos, redacción y sede de Arrasate Press y Telebista, Gaztetxe

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