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MERCEDES RODRÍGUEZ
Jueves, 19 de abril 2007, 10:34
Lorenzo Milá dirige la batuta en el mismo escenario donde se desarrolló la entrevista a José Luis Rodríguez Zapatero en el estreno de este formato. El conductor del programa ensaya con cien ciudadanos que no serán los mismos que entrevistarán al líder de la oposición, pero todo ejercicio parece poco para no dejar ninguna arista suelta en el espacio que emitirá TVE1 esta noche (21.30 horas) desde los estudios Buñuel a lo largo de 90 minutos en directo. Un actor interpreta el papel de Rajoy en esta prueba, y sus contestaciones resultan más breves que las que dio Zapatero. Milá aspira a eso, a la brevedad de las respuestas del líder de la oposición, y, especialmente, pide naturalidad, «que Rajoy sea Rajoy».
- ¿Cree que Rajoy parte con ventaja después de abrir camino Zapatero?
- Partir con ventaja es mucho decir. Haber visto el anterior programa te da pistas, pero eso no significa necesariamente ventaja, porque también hay un listón muy alto de audiencia que presiona. Además, la experiencia dice que Zapatero podría gustar más o menos pero no cometió grandes errores, pasó la prueba y eso es otro listón. No estoy seguro que la palabra correcta sea ventaja.
- ¿Quién cree que tiene mejor perfil para este formato, Zapatero o Rajoy?
- Lo sabré esta noche. Rajoy es una persona con recursos, con un tono cercano. Y no es presidente de Gobierno. Cuando no eres presidente tienes un grado de libertad mayor.
- Se han puesto en contacto desde las filas del PP para sondear el terreno...
- Hablamos con ellos desde antes de la entrevista de Zapatero. Los dos estaban desde entonces al tanto de la construcción del decorado, de la posición de la mesa. Hay muchos detalles que querían conocer y no sé si la dirección habrá tenido algún contacto posterior con el PP, pero no será más que detalles de la estructura del programa.
- ¿Afectará al programa el hecho de que aumente el clima de enfrentamiento entre PSOE y PP?
- Espero que el formato refleje la realidad, que es poliédrica, muy variada. Una de las piezas del puzzle es la crispación, que se nota más en Madrid que en otras partes de España. Eso tendría que estar presente en este programa. Espero que todo el mundo pregunte lo que quiera, con libertad total pero con respeto.
- Los seis millones de espectadores que tuvo el programa con Zapatero daban que pensar, porque fue la entrevista política de mayor audiencia no realizada por periodistas...
- Fue necesaria una reflexión después de esa audiencia. Por un lado, los periodistas tenemos que analizar nuestro papel como interlocutores en la sociedad, si realmente preguntamos lo que la sociedad quiere conocer, si llenamos los telediarios con los temas más importantes para los ciudadanos. Por otro lado, los políticos tendrían que plantearse lo mismo. Queda claro que la gestión política interesa a los ciudadanos.
- ¿Qué se puede hacer para que pregunten más personas?
- Que las respuestas sean más cortas.
- Rajoy traerá aprendidos los precios del arroz, la leche, el aceite...
- Espero que no, porque esa es la naturalidad que le pido. Nadie espera aquí que sepa lo que cuesta todo en el mercado. Eso es absurdo. Ningún espectador se lo pediría. Lo que tiene que ser Rajoy es Rajoy.
- ¿Un pronóstico de audiencia?
- No me atrevo. No me voy a mojar. Puede pasar cualquier cosa.
- Usted insistió mucho en que Zapatero y Rajoy se quitaran «el traje de sus cargos». ¿Como estuvo Zapatero en esa medida?
- Podía haber estado más cercano. Cuando se terminó el programa, Zapatero se quedó hasta la una de la madrugada contestando las preguntas que todo el mundo quiso hacerle en un cóctel que hubo después. Ese Zapatero es el que me habría gustado ver en el programa. Se defendió bien, aunque me hubiera gustado verle menos distante, pero entiendo que aprovechara un encuentro con ciudadanos para hablar de su acción de gobierno.
- ¿Era para tanto lo del café?
- ¿Nooo! Fue la anécdota. Se pasó dos horas hablando, había cuestiones de mucho calado, pero todos tenemos la tendencia a buscar un titular con el que quedarnos. Me parece una distorsión resumir esas dos horas de conversación con la respuesta del café, cuando además era verdad lo del precio, porque es muy variado y en El Congreso cuesta eso. Fue una distorsión pero comprensible porque también es divertido incordiar al poder.
- ¿Qué le sorprendió más del presidente de Gobierno?
- Que aguantó dos horas de pie sin apenas beber agua. En el intermedio no se fue a hacer pis, no bebió una Coca Cola.
- Nunca había lidiado con una audiencia de casi seis millones de espectadores...
- Nunca pienso en el peso de la audiencia porque si tuviera que imaginarme que hablo en el telediario a un público que podría llenar tres veces La Castellana me quedaría sin voz en el minuto uno. Estaba preparado por si alguien levantaba la voz para atravesar la línea del respeto, pero todo funcionó de acuerdo con lo previsto.
- Entre los cien ciudadanos que interrogaron a Zapatero hubo quien pensó que se evitaron las preguntas de nacionalistas...
- No, porque le preguntaron sobre la mesa de partidos. Ya recuerdo que hubo una persona del PNV, Begoña, que levantó veintitrés veces la mano y que estaba muy molesta porque no le habíamos dado la palabra. Yo le pedí disculpas en el cóctel posterior, y se las pido desde aquí. A mi no me dijeron que ella estaba con la mano levantada; a lo mejor consideramos que con otra pregunta anterior se había cubierto el tema. Hay que asumir que son cien ciudadanos y que posiblemente la mitad se queden sin preguntar. No pasa nada. Lo importante es que en las preguntas que se hagan todos se sientan razonablemente representados. COLPISA
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