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IÑIGO ARISTIZABAL
Lunes, 23 de abril 2007, 03:32
IRUN. DV. Ocho derrotas consecutivas que pesan como una losa, pero siempre con la vista al frente y las matemáticas como aliadas. Hasta que éstas abandonen, el Bidasoa-Irun promete luchar para evitar el descenso a División de Honor B. Quedan seis partidos y los irundarras deberán ganar cinco. Cabe la posibilidad de que baste con ocho o nueve puntos, pero eso sería ya si se dan los resultados ideales en alguno de los rivales por la permanencia.
Y si hay que ganar cinco de seis y en la última jornada toca visitar al Portland, las cuentas están más que claras. Empezando por el próximo sábado, cuando otro histórico en apuros, el Teka-Cantabria, visitará Artaleku. La directiva bidasotarra va a echar el resto de cara a este partido, llave para seguir soñando en ese milagro en que parece haberse convertido la permanencia en la Asobal.
De Valladolid, los irundarras se trajeron una nueva derrota, pero con muchas mejores sensaciones que en bastantes de las anteriores.
El Pisuerga había bajado muy revuelto la última semana, por la sonrojante derrota ante el Ademar y el cruce de declaraciones sobre renovaciones. El mismo sábado, Juan Carlos Pastor se había marchado del entrenamiento matinal antes de acabar, visiblemente enfadado. Estaba claro que esa olla a presión iba a explotar, y lo hizo en las manos del Bidasoa-Irun.
Pesaron las exclusiones
Los de Ruiz empezaron con buen pie y, además de ponerse por delante en el marcador (4-5), prolongaron el clima de igualdad hasta el empate a ocho. Pero ya entonces empezaron a doler las muchísimas exclusiones sufridas. Marco Oneto vio su tercera en el minuto 28, tantas como acumulaba entonces todo el Valladolid, que al descanso tenía cuatro menos que el Bidasoa-Irun. Al final, la cuenta era elocuente, con cuatro sanciones para los locales y nueve, más una roja directa a Unai Arrieta en el minuto 51, para los visitantes. Con tantos minutos en inferioridad, los irundarras tuvieron problemas defensivos que aprovechó perfectamente el Valladolid y, sobre todo, el pivote Edu Fernández.
Hablaba Ruiz sobre el tema: «Parecía que los pivotes del Valladolid tenían bula porque, no sólo ellos hacían las faltas, sino que además las exclusiones eran para nosotros. Muchas veces estuvimos jugando con uno o incluso con dos menos». Pero estaba contento con el rendimiento de los suyos. «Gente como Arrieta, Viudes, Oneto... hizo un trabajo excelente en defensa». El santanderino repetía la idea de las últimas semanas: «La actitud del equipo fue buena, pero no nos salen las cosas. Además, terminamos desquiciados por el arbitraje». Por motivos distintos a los habituales, pero una vez más el Bidasoa-Irun estaba con pocos efectivos y la acumulación de trabajo extra se fue notando en las piernas de algunos.
Por lo tanto, no fue una derrota de las que duelen, sino todo lo contrario, y el Bidasoa-Irun empezará la semana más decisiva de la temporada con el animo renovado. Objetivo: ganar al Teka.
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