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La clínica de la avenida de Navarra estuvo en activo durante siete décadas.
1982. Adiós a la tercera clínica privada
LA CALLE DE LA MEMORIA

1982. Adiós a la tercera clínica privada

MIKEL G. GURPEGUI

Miércoles, 2 de mayo 2007, 10:48

En mayo de 1982 cerró definitivamente sus puertas una de las clínicas privadas más conocidas y veteranas de la ciudad, la Clínica Nuestra Señora de las Mercedes, en la zona de Ategorrieta, promovida por los doctores Egaña y Huici.

Cuando Modesto Huici y Luis Egaña, cirujanos ambos del hospital público de Manteo, promovieron la creación de este centro en 1913, San Sebastián contaba con otras dos clínicas privadas, de reciente creación: Villa San Ignacio, abierta en 1906, y la Clínica del Perpetuo Socorro, del médico francés Michel Leremboure, que funcionó entre 1908 y 1936.

La tercera clínica privada creada en la ciudad se situó en la villa del doctor Egaña. Según describió José María Urkia en Cien años de medicina en Gipuzkoa, «hacia 1922 la Clínica de Ntra. Sra. de las Mercedes o del Dr. Egaña tiene el aspecto de un chalet de estilo vasco, en el barrio de Ategorrieta, orientada al mediodía y en la falda de Ulía, en donde estuvieron localizadas casi todas. Rodeada de un gran jardín con arbolado (...) la clínica disponía de amplias terrazas y galerías para tomar el sol, escaso en Gipuzkoa, y se consideraba la helioterapia muy útil en los procesos fímicos».

Curiosamente, el doctor Egaña reprodujo en la portada del palacete la fachada del Laboratorium Chemicum del Real Seminario de Bergara donde los hermanos Elhuyar aislaron el wolframio. Y otra curiosidad. Al crearse en 1930 el actual trazado de la avenida de Navarra, la finca de la clínica quedó partida en dos, con el palacete a un lado y gran parte de sus iniciales terrenos al otro.

Además de Luis Egaña y Modesto Huici, pasarían consulta y realizarían operaciones en las Mercedes los doctores José María Zurriarain y Leandro Martín Santos (antes de que en 1936 fundase su propio sanatorio). Ya en la postguerra, serían significados médicos de la clínica los doctores Valentín Fort, Ignacio María Barriola, Juan María Arrillaga, Gil Clemente, José Eugui o Jaime Ormaechea.

Aunque la clínica contaba en sus orígenes, en 1913, con el apoyo de una pequeña comunidad de monjas mercedarias, lo que le daría nombre, después de la Guerra Civil el relevo pasaría a las hermanas de la Providencia.

«Grande, limpia, bien ventilada, con luz cenital, focos eléctricos y material quirúrgico con mesa de operaciones sistema gran modelo Scheazer»: Así se describía la sala de operaciones de aquella clínica desaparecida.

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