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Roc Parés, Rafael Suárez de Zuloaga, Javier Moscoso del Prado, Fernando Villalonga, José Antonio Sistiaga, José Luis Fajardo, Andrés Nagel, Alfredo Bikondoa, Itziar Montes, Alfonso Albacete, Luis Chillida, Agustín Ibarrola, Menchu Lamas, Juan Genovés y Antón Patiño, ayer en San Sebastián. [USOZ]
Los artistas acusan
Cultura

Los artistas acusan

Artistas representativos del panorama vasco denuncian la falta de sensibilidad de las instituciones hacia los derechos de autor, y acusan a Guggenheim y Artium de presiones

ALBERTO MOYANO amoyano@diariovasco.com

Jueves, 10 de mayo 2007, 10:06

SAN SEBASTIÁN. DV. Los artistas vascos asociados a Visual Entidad de Gestión de Autores Plásticos (Vegap) denunciaron ayer la «falta de respeto al derecho de autor» de las instituciones del País Vasco y acusaron a los Museos Artium de Vitoria y Guggenheim de Bilbao de presionar a los creadores para que «cedan sus derechos de autor». En la rueda de prensa celebrada ayer en un céntrico hotel donostiarra, Luis Chillida, Andrés Nagel, Agustín Ibarrola y Fernando Villalonga -representante del arquitecto Santiago Calatrava-, denunciaron lo que consideran prácticas irregulares por parte de las instituciones, tanto vascas como de toda España. «El derecho de autor es un termómetro de la democracia», fue el lema bajo el que se convocó la rueda de prensa.

Presiones de museos. Las acusaciones contra el Guggenheim y Artium fueron formuladas por el director general de Vegap, Javier Gutiérrez Vicén, quien denunció la práctica de presionar a los autores para que «cedan sus derechos». Con esta práctica, estos centros evitan que los artistas «perciban las remuneraciones equitativas que les corresponden de acuerdo con la Ley de Propiedad Intelectual». Gutiérrez acusó a los responsables de los dos museos de concebir «la política museística como empresas dedicadas a la necesidad de obtener beneficios a cierre de ejercicio», algo que en su opinión no les corresponde al tratarse de entidades gestionadas por las instituciones públicas.

«Escultura, no mueble». El escultor Andrés Nagel recordó su desencuentro con el Ayuntamiento de Amorebieta en torno al eventual traslado de una obra pública del artista donostiarra. «Una escultura pública no es un mueble, sino que está hecha para un sitio concreto. Cambiarla de lugar es algo muy grave porque la escultura no es la misma. No se puede llevar y traer porque la obra cambia»,

Escultura entre txosnas. El propio Nagel evocó el caso de la escultura de Jorge Oteiza Atauts, ubicada en la Plaza del Triángulo de Tolosa, y que «con motivo de una feria, quedó oculta entre las txosnas». Nagel recalcó que «no pedimos peras al olmo, sino tan sólo que quien se responsabiliza de pedir una obra pública, se responsabilice también de respetarla».

El trofeo de Chillida. El director de Chillida-Leku, Luis Chillida, repasó también los problemas que a lo largo de los años han mantenido primero su padre y después la familia con los ayuntamientos de Vitoria -en torno a la escultura instalada en la Plaza de los Fueros-, y Toledo -con la obra Lugar de encuentros V-. El hijo del artista donostiarra aseguró que durante «los dos primeros años, siempre se hacían pintadas en el Peine del Viento, pero siempre se borraban. Hasta que los que las hacían se cansaron». Luis Chillida señaló que «si el propietario de una obra no la cuida no puede pretender que la gente la cuide». En este sentido, aseguró que visitar la obra Gure aitaren etxea en Gernika «daba vergüenza».

Obras al estercolero. También Agustín Ibarrola reclamó respeto hacia sus obras. «He sido pionero en el trabajo con los materiales de la naturaleza y ha sido terrible ver cómo ha sido maltratada mi obra». Ibarrola recordó las esculturas que creó para los puertos de la costa cantábrica -de 1,5 toneladas cada una- «que acabaron en el estercolero. Las obras de arte en este país dan una imagen nefasta, incívica y poco culta de la sociedad vasca», sentenció. El escultor aseguró que «hacemos arte para todos» e hizo un llamamiento a las autoridades «para que hagan el favor de limpiar las obras públicas y de quitar las pintadas, que son políticas en su mayoría».

El caso Calatrava. El arquitecto y representante de Santiago Calatrava, Fernando Villalonga, tuvo ocasión de exponer las posiciones del arquitecto en su conflicto con el Ayuntamiento bilbaíno en torno a la colocación de una pasarela de Arata Isozaki. «No es una lucha entre arquitectos. Calatrava respeta a Isozaki». Villalonga indicó que «no toda la arquitectura es arte: Torremolinos, Benidorm, Mauthausen y Auschwitz también son arquitectura, pero cuando se encarga una obra singular a un arquitecto se convierte en una obra de arte». El abogado recalcó que «la ley hay que aplicarla» y lamentó que «encima hemos tenido que ser agredidos e insultados por ciudadanos que nos han llamado peseteros y prepotentes».

Termómetro democrático. «El respeto al arte es un termómetro democrático», dijo Javier Gutiérrez Vicén, quien denunció «la utilización especulativa de las obras en espacios públicos sin contar con el permiso de los autores», algo que, según dijo, no sucede en el resto de la UE. Como ejemplos de esta utilización, Gutiérrez Vicén citó los anuncios de coches que reflejan obras públicas en sus imágenes, así como la reproducción de creaciones artísticas en merchandising , camisetas, llaveros, etcétera.

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