

Secciones
Servicios
Destacamos
IÑIGO ARISTIZABAL
Domingo, 13 de mayo 2007, 04:31
IRUN. DV. Las matemáticas dirán que sí, que se puede, pero cada vez suena más a utopía, a descomunal milagro, que el Bidasoa-Irun pueda mantener la categoría. Ayer no se certificó su muerte, aunque sí la entrada en un coma prácticamente irreversible. Con las derrotas de Teka y Logroño, la permanencia sigue estando a tres puntos, pero sólo quedan seis en juego y dos son los de la jornada final en Pamplona. Habrá que ir haciéndose a la idea de que el Bidasoa-Irun, histórico de la liga española, antaño temido en Europa, jugará la próxima temporada en la División de Honor B.
Si alguno no había visto partidos de los amarillos durante la temporada, el de ayer fue un excelente reflejo, incluso aumentado, del discurrir del Bidasoa-Irun a lo largo de la liga. De nuevo no se les puede achacar falta de entrega a los jugadores, pero sólo con eso no se gana en esta competición. Hacen falta aptitudes y el equipo bidasotarra ha estado siempre en la línea que separa el suspenso del aprobado. Dejó todo para los exámenes finales y los sudores fríos del mal estudiante han acabado pasándole factura.
Las sensaciones en el arranque del partido eran buenas. Grandísima defensa pero ataque torpón que el Torrevieja aprovechaba para salir zumbando y marcar tres goles del 2-5 inicial a la contra. Con casta, que fue de lo que más hubo por parte bidasotarra, el marcador volvió a los empates (5-5 y 6-6). Pero a medida que avanzaba el reloj, el Bidasoa-Irun se iba quedando en el intento. Dawid Nilsson y el ayer brillante Mikkel Aaggard (11 goles de 12 lanzamientos) intentaban sostener al equipo, pero la defensa, esa defensa en la que tantas veces se han apoyado los amarillos, hacía aguas. No es normal que el Torrevieja, que en toda la temporada sólo había rascado dos empates fuera de casa, marque 31 goles.
Funeral al descanso
El cigarro y la caña del descanso resultaron funerarios. 10-15 en el marcador y pocas esperanzas de poder levantar el partido. Se estaba abriendo la puerta del abismo y a la afición bidasotarra, de '10' en el tramo final de la temporada, le costaba hasta hablar. Cualquier cosa que se dijera iba a salir del saco del pesimismo y la tristeza. Poco cambió el panorama en el arranque del segundo tiempo y el Torrevieja, que hizo el partido de su vida, se colocó en un todavía más descorazonador 12-19.
Pero público y equipo se fundieron para morir matando. En defensa parecía que siempre había un amarillo más y en ataque se alcanzó un altísimo porcentaje, aunque fuera con jugadas no dibujadas en el pizarra. En diez minutos, y no por el trabajo de los porteros, flojos en el segundo tiempo, el Bidasoa-Irun hizo un parcial de 7-2, recibiendo esos dos goles cuando estuvo en inferioridad. 19-21 y quince minutos por jugar. Era posible. Se entró ahí en un ordenado intercambio de goles que sólo mostró diferencias de dos y tres en el marcador. Los irundarras no podían fallar. Nunca tuvieron un balón para ponerse a uno y, tras el 24-27, un balón perdido en ataque se convirtió en gol en la otra portería. El Torrevieja jugó bien con el reloj y estuvo tranquilo desde el 24-30.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La sede del Reina Sofía estará lista a finales del próximo año
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.