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Una mujer observa una medusa en la playa de La Concha. [J.M. LÓPEZ]
Preocupación tras la llegada de medusas a playas del Cantábrico
NATURALEZA

Preocupación tras la llegada de medusas a playas del Cantábrico

Hace semanas aparecieron en aguas de La Concha y anteayer en Santander. Es poco probable que se dé una invasión como en el Mediterráneo

JAVIER PEÑALBA

Jueves, 24 de mayo 2007, 10:25

SAN SEBASTIÁN. DV. La aparición de medusas en diferentes playas del Cantábrico ha hecho saltar las alarmas en varias localidades del litoral vasco. En Donostia y otros municipios costeros, las autoridades municipales asisten expectantes a los flujos del Cantábrico. «Recibimos información todos los días», afirma Alberto Rodríguez, concejal de Playas en el Consistorio donostiarra. Científicos de Azti-Tecnalia, sin embargo, consideran que es poco probable que la costa vasca pueda sufrir una sucesión de invasiones de medusas como la que anualmente padece el Mediterráneo, si bien no descartan que se produzcan llegadas puntuales.

Las playas de Santander amanecieron el martes cubiertas por centenares de medusas a medida que se retiraba la marea. Esta arribada no parece un hecho aislado. Hace varias semanas, los arenales donostiarras registraron también la llegada de varios cientos de individuos. Los bañistas que a diario se sumergen en las aguas de La Concha sufrieron sus efectos. Karmele fue una de ellas. «Apenas había dado unas brazadas cuando toqué una de ellas. En aquel momento no noté ningún picor. Fue al salir del agua cuando lo percibí». A pesar de la desagradable experiencia, esta donostiarra no faltó a la mañana siguiente a su cita diaria con el mar. «Suelo bajar por el Club Náutico, pero no pude hacerlo. Había decenas de medusas, ni siquiera podía entrar en el agua», indicó.

La llegada de estos animales en plena primavera causó cierta extrañeza en el colectivo de bañistas, más acostumbrados a notar su presencia en los meses estivales. «En junio y agosto sí que suele haber más medusas, pero en abril y mayo no es tan frecuente, al menos es la percepción que tenemos los que nos bañamos », afirma.

Abril de 1994

No obstante, no es la primera vez que en esta época del año se detectan medusas en Gipuzkoa. El 13 abril de 1994, miles de ejemplares de esta especie de pequeño tamaño fueron arrastrados a la playa por la marea. El arenal de La Concha amaneció prácticamente cubierto por estos gelatinosos animales pertenecientes al grupo de los cnidarios. En los meses y años posteriores, la reiterada presencia de esta especie marina obligó incluso al Ayuntamiento a instalar una red en el agua para evitar que entraran en la zona de baño.

Tras las recientes llegadas de medusas, los responsables municipales de San Sebastián permanecen atentos por si se producen nuevas irrupciones.«Todos los días recibimos información sobre cualquier circunstancia que se produzca en aguas donostiarras. De esta forma, si se detectase la presencia de una población de medusas actuaremos en la medida de nuestra posibilidades. Haremos lo que se pueda», afirma Alberto Rodríguez, concejal de playas en Donostia.

Sin embargo, la probabilidad de que la costa guipuzcoana sufra una invasión de medusas similar a las que todos los años padece el Mediterráneo es poco probable, a juicio de los técnicos de Azti-Tecnalia. Biólogos de este instituto de investigación aseguran que, puntualmente, Euskadi puede sufrir una llegada masiva de medusas, si bien precisan que no sería normal que se diera con la reiteración con la que se está produciendo en la costa mediterránea. «Aquí no tenemos la sensación de que sea un hecho cada vez más frecuente. Ahora bien, hemos de admitir que tampoco tenemos demasiada información al respecto. No podemos afirmar que haya más o menos medusas frente a nuestras aguas», afirma Javier Franco, coordinador del Área de Gestión Ambiental del Medio Marino de la Unidad de Investigación Marina de Azti-Tecnalia

Los científicos recuerdan que el Cantábrico y el Mediterráneo son mares «diferentes», con temperatura del agua distintas. En este sentido señalan que el Cantábrico es un mar abierto y con mucha energía, oleaje, mezcla de aguas y corrientes, peculiaridades que hacen que sea más difícil que se den acumulaciones masivas de medusas.

Vientos dominantes

Javier Franco afirma que son dos factores que influyen en la llegada de medusas a nuestras playas. «Por un lado, depende de las poblaciones, del número de individuos que haya y, por otro, de los vientos y las corrientes». Recuerda Franco que la dinámica de este tipo de especies presenta la máxima abundancia entre primavera y verano. «La actividad de la comunidad crece al haber más luz y al subir las temperaturas. La anchoa, por ejemplo, aprovecha estas circunstancias para venir a desovar en primavera. Las medusas también crecen en esta época, se alimentan de plancton y de pequeños peces».

Además de la estacionalidad, Javier Franco señala que, dada la limitada capacidad de movilidad de las medusas, «éstas permanecen a expensas de los flujos de las aguas. Si el agua muestra una cierta estabilidad y en ella hay alimento suficiente, las medusas se reproducen y crecen. Si a todo ello añadimos que se dan vientos de mar hacia tierra, las medusas llegan hasta nosotros. Es como lo que sucedió con el fuel del Prestige. Sabíamos que estaba en el mar, pero no todos los días llegaba a la costa. Dependía de las corrientes y los vientos. Con las medusas puede suceder lo mismo, basta con que se den las condiciones idóneas para que las poblaciones lleguen hasta nuestra costa; de todas formas, caso de que lleguen tampoco ha de ser considerado como algo anómalo», afirma el biólogo.

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