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IÑIGO DOMÍNGUEZ
Jueves, 24 de mayo 2007, 10:49
Aunque parezca mentira, lo que está pasando en Nápoles es lo normal. Se repite puntualmente desde hace catorce años sin que sus autoridades sientan la tentación de arreglarlo. Un día se deja de recoger la basura porque los vertederos están llenos y no hay dónde tirarla. Son esas cosas tercermundistas que tiene Italia, el país más incomprensible del G-8. Ahora mismo hay 15.000 toneladas de desperdicios en Nápoles y su región, Campania. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, que es de allí, lo definió ayer «una tragedia». El Gobierno, alarmadísimo, dice que lo arreglará... en diez días.
La secuencia siempre es la misma. Varios meses antes, viendo cómo se llenan los vertederos y ante la imposibilidad de abrir otros porque los municipios se oponen y ningún político quiere perder votos, se anuncia que habrá una situación de emergencia. En efecto, llega. El miedo de la población ha quedado patente en los pasquines anónimos aparecidos en las paredes de algunos pueblos: «¿Cólera! ¿Cólera! Moriremos todos».
El único vertedero de toda Campania, el de Villaricca, cierra pasado mañana. El Gobierno ha ordenado por decreto abrir cuatro, pero los vecinos de los lugares elegidos están en pie de guerra. Entretanto los desperdicios empiezan a amontonarse en la calle, llegan a los primeros pisos, no hay donde aparcar, se tapan tiendas y colegios, se suspenden las clases, proliferan las ratas, el olor es nauseabundo. Al final la gente se lo monta por su cuenta, a lo salvaje, como siempre ha hecho: por la noche los vecinos prenden fuego a la basura. Aumenta la contaminación y el hedor general. Ayer hubo 120 incendios nocturnos. Acaba quemándose algún coche, una fachada, hay barrios que se quedan sin teléfono. Según el Centro Nacional de Investigación, las dioxinas ya han entrado en la cadena alimentaria a través de pastos y animales.
No es nuevo. Obviamente, anda por ahí la Camorra, que gestiona el gran negocio de los residuos especiales e industriales. Es fácil: da los precios más bajos a las empresas porque simplemente esconde la mierda tóxica por ahí o la envía a China. Es curioso: Campania, sin vertederos, es la región que más basura importa.
La situación ha propiciado incluso la intervención del presidente de la República, Giorgio Napolitano, que, en una carta dirigida al diario Il Sole 24 Ore lanzó un «enérgico y extremo llamamiento» a las autoridades gubernamentales para que apliquen la ley «sin titubeos».
Los hospitales de la zona han registrado en los últimos días una multiplicación de los casos de crisis respiratorias, algunas de las cuales, requieren incluso el suministro de oxígeno.Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que en 196 municipios campanos el riesgo para la salud es grave. La Camorra ya ha envenenado el suelo. Ahora, una vez más. Nápoles arde y apesta. Pobre Italia.
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