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CRISTINA LIMIA
Domingo, 15 de julio 2007, 03:14
ARRASATE. DV. Por decimotercer año consecutivo, las cuevas de Lezetxiki han recibido la visita de una veintena de estudiantes dispuestos a descubrir los secretos arqueológicos más preciados de sus cavidades. Las últimas exploraciones han conducido al grupo a una remesa de huesos de oso y núcleos de piedra utilizados por el hombre para hacer herramientas hace 150.000 años.
Una fascinante revelación para los amantes de lo prehistórico que servirá para arrojar luz sobre viejos problemas arqueológicos. «Ayudarán a descifrar las características de las primeras ocupaciones humanas del territorio y la transición entre los últimos neanderthales y los primeros cro-magnones», explica el director de las investigaciones de Lezetxiki Alvaro Arrizabalaga. El profesor de prehistoria y miembro de Aranzadi se encuentra enfrascado junto a otros veinte alumnos, doctores y profesores, en los trabajos de Lezetxiki durante todo el mes de julio. Tal y como indica Arrizabalaga, el de Arrasate es «uno de los yacimientos más importantes de la Cornisa Cantábrica y de los pocos lugares con restos físicos humanos (huesos) asociados», un lugar que ya investigó José Miguel de Barandiarán en la década de los sesenta.
A punto de llegar al fondo
Provistos de guantes y material rudimentario como espátulas y cuchillas de metal y madera, los exploradores dedican cuarenta horas semanales a destapar las profundidades de Lezetxiki y Lezetxiki II, cueva situada en las inmediaciones de la original.
Tras el trabajo de campo, las muestras son recogidas y analizadas a lo largo del año en diversos laboratorios de la UPV, la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el Instituto de Paleontología Humana de París y la Universidad de Tarragona. Un largo proceso desarrollado con la subvención de la Diputación de Gipuzkoa, el Ayuntamiento de Arrasate y Eroski.
Pero todo no es trabajo para el grupo de exploradores. Los estudiantes se alojan durante estos días en el albergue del Centro de la Interpretación de la Naturaleza situado en Udala, donde tras quitarse el uniforme de trabajo a última hora de la tarde, disfrutan de tiempo libre para conocerse, compartir inquietudes y realizar alguna que otra excursión, como la que realizaron recientemente a las vecinas cuevas de Arrikrutz, en Oñati. La cuadrilla de investigadores está compuesta por alumnos procedentes de la UPV, la Universidad Complutense de Madrid, Cataluña, Navarra, Oviedo, e incluso una alumna italiana que se encuentra en España con el programa de Erasmus. Todos ellos viven una interesante experiencia que no durará muchos años más: «estamos a punto de dar con la roca madre y calculo que los trabajos no se prolongarán demasiado», estima Arrizabalaga. Hasta entonces, se espera que Lezetxiki continúe entregando importantes descubrimientos arqueoló- gico.
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