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Cultura

JAZZ URBANO Y MÚSICA MUNDIAL

La tarde congregó a tres jóvenes grupos como The Heckler, El eje o Hadouk Trio, en un clima en el que el jazz callejero y la multiculturalidad se entremezclaron

GORKA LARRUMBIDE

Sábado, 28 de julio 2007, 03:06

SAN SEBASTIÁN. DV. La tarde del viernes se presentaba interesante. Con los bañistas abandonando las playas, el Jazzaldia volvía a congregar a miles de personas para disfrutar de los tres conciertos programados antes de dar paso a los nocturnos. En la terraza del Kursaal, los The Heckler inauguraban los conciertos gratuitos del día.

La respuesta del público nuevamente abrumadora. La agrupación, viejos conocidos de la escena vasca y catalana, presentó su propuesta del denominado jazz de la calle. Por momentos, el concierto destilaba sonidos de clara influencia popera y roquera, lo que añadía una dósis de frescura al show. Después de una larga carrera, la formación grababa en 2006 su primer álbum. Hoy al acabar el concierto, ha habido quien se ha puesto en pie, signo inequívoco de que la cosa ha ido bien. El aplauso mereció la pena.

En la Carpa Heineken, y a la misma hora, José Gallardo, Carlos Bernal, Satxa Soriazu, Iván San Miguel y Fran Gazol, todos ellos estudiantes del Conservatorio Superior de Música del País Vasco, Musikene, exhibieron sus creaciones propias, todas ellas fruto del trabajo de más de tres años de experimentación conjunta. La carpa presentaba numerosos jóvenes, que aún con el bañador mojado, calentaban motores ante los conciertos de la noche. Esta propuesta de equipo viene a demostrar que la juventud y el talento no están reñidos. Con los aplausos del final, se ponía punto y seguido a la jornada del viernes.

Con el atardecer como testigo, había llegado el turno del bocata y la cerveza, pero esta vez en el Escenario Verde. Había quien no se resistía a abandonar sus toallas, y es que nuevamente, el sol se convirtió en el mejor de los artistas invitados.

Hadouk Trio se hacían los amos de la escena. Estos tres músicos franceses han demostrado su valía en escenarios de toda Europa. A su particular forma de comprender los estereotipos marcados del jazz, presentaron gran cantidad de instrumentos de carácter electrónico. Instrumentos tan dispares como la Conga, el pékoo, la ocarina. el derbuka o el hadgini,... todos ellos tenían cabida en el escenario. Con su multiculturalidad, promueven la originalidad de todas las músicas, que no entienden de razas ni de rechazos. No es de extrañar por tanto, que los franceses se muevan en festivales tan especializados como el de Essaouira, en Marruecos, cuyo principal argumento es el de dar a conocer la música gnawa al mundo entero.

El público supo entender el mestizaje de Hadouk Trio. La fuerza del directo conectó con la muchedumbre desde el principio, y según iba avanzando la noche, el público respondía con más fuerza. Y sin comerlo ni beberlo, se hizo la noche, pero eso ya es otra historia.

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