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Los padres pierden el control de internet

La extensión de los 'smartphones' entre los menores impide saber lo que hacen cuando navegan en la red. Un estudio en el que ha colaborado la UPV alerta sobre los riesgos del enorme aumento de jóvenes de entre 9 y 16 años que utilizan móviles inteligentes

JAVIER GUILLENEA

Sábado, 1 de noviembre 2014, 10:27

Vigilar el uso que los hijos hacen de internet es cada vez más difícil, y más aún desde que se ha extendido entre los jóvenes el empleo de teléfonos móviles inteligentes o 'smartphones'. En la actualidad, el 28% de los niños europeos de entre 9 y 12 años de edad y la mayoría de los menores de entre 13 y 16 años se conectan a internet a través de estos dispositivos. Es una realidad que convierte en obsoleta la creencia paterna de que con instalar el ordenador en el salón del domicilio familiar se evitan los riesgos que aguardan a los menores en el vasto mar de las redes sociales.

Esta es una de las conclusiones del nuevo informe de EU Kids Online, 'Online desde los móviles', en el que ha participado un equipo de la UPV/EHU liderado por la profesora Maialen Garmendia. La investigación se ha basado en las preguntas que se formularon en 2010 a 25.000 menores de entre 9 y 16 años en 25 países europeos y en un segundo estudio realizado en 2014 que analiza el aumento del acceso a internet móvil en siete países. El cruce de los datos obtenidos revela el enorme cambio que se ha producido en las redes sociales en unos pocos años y, sobre todo, las crecientes dificultades que afrontan los padres a la hora de controlar lo que hacen sus hijos.

No es extraño en muchos hogares la imagen de un menor esposado por alguna extraña fuerza magnética a su teléfono móvil y parapetado en su habitación mientras no cesa de teclear mensajes que jamás dejará leer a unos padres que carecen de medios para saber lo que está haciendo su hijo. Por este motivo, los autores del informe recomiendan «que los diseñadores de software, las compañías tecnológicas y las de comunicación prioricen el desarrollo de herramientas que permitan mecanismos de control sencillos para los padres y madres, para que puedan apoyar y monitorizar el uso seguro de internet entre menores».

Según el estudio, los niños que entran en internet a través de un 'smartphone' «experimentan más riesgos que los que usan un móvil más antiguo o los que acceden desde un ordenador portátil o un PC». Además de ello, asegura Maialen Garmendia, «acceden a internet más frecuentemente y desarrollan una gama más amplia de actividades», lo que multiplica los peligros.

«Más vulnerables»

La investigación revela también que los niños más pequeños «se exponen a menos riesgos que los más mayores pero generalmente les afectan más las experiencias negativas porque son más vulnerables». Entre los peligros que les acechan figuran algunos de reciente aparición, como la geolocalización, que permite saber en qué lugar se encuentra el dueño de un móvil inteligente, la aparición de aplicaciones que pueden conectar a los usuarios con personas desconocidas o la posibilidad de que alguien suplante su personalidad en un perfil.

No es sencillo evitar estas amenazas. En realidad, es casi imposible. Garmendia recuerda que los niños con 'smartphones' tienen «más oportunidades pero también más riesgos», y sostiene que los padres de los usuarios más pequeños «deberían regular activamente el uso que hacen sus hijos». «Cuanto más pequeño sea el niño -añade- más deberían implicarse los padres». Pero una cosa es decirlo y otra hacerlo en un mundo en el que cada vez es más común regalar un móvil a los menores en su primera comunión.

Una solución drástica podría ser dejar de lado las implicaciones y prohibir directamente a los hijos el uso de dispositivos móviles y el acceso a internet. Esta medida, sin embargo, los condenaría al ostracismo social y al analfabetismo tecnológico. «La prohibición carecería de sentido», dice Garmendia, que apuesta por recorrer el camino del diálogo. «Es muy difícil evitar que los menores se expongan a los riesgos, por eso lo mejor es ponerles normas y conversar con ellos sobre los riesgos del uso de internet, de la misma manera que se les dice que no hablen con desconocidos en la calle».

Por ejemplo, se les puede aleccionar sobre los peligros de enviar fotos íntimas a través de la red, algo que nunca harían en el patio del colegio. «Entre novios adolescentes acostumbran a intercambiarse las claves de las redes sociales y cuando la pareja rompe, uno de ellos puede difundir por despecho las imágenes del otro por internet. Es algo que suele pasar y que hay que explicar a los menores», explica Maialen Garmendia.

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