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JAVIER GUILLENEA
Martes, 7 de julio 2015, 07:23
El pedagogo, periodista y sociólogo Jaume Carbonell asegura que las redes y las nuevas tecnologías no solo cambiarán la forma de enseñar, sino también de aprender. «El profesor ya no es un mero transmisor, sino un orientador», dice.
-¿A usted también le pegaban en el colegio?
- Fui a la escuela franquista y me pegaban.
- ¿Por qué?
- Me pegaban cuando no sabía una respuesta, sobre todo en algunos cálculos y problemas matemáticos. No era tanto por mala conducta sino porque si no acertabas la respuesta al problema o te equivocabas en una división o multiplicación, ¡pam!, te daban un golpe.
- ¿Le sirvió para aprender?
- Evidentemente no. Yo iba con temor a la escuela, con miedo. Tengo muy grabada la imagen del aula, con sus paredes despintadas y ventanas con rejas. No veías nada de lo que había fuera, era sórdida y estábamos noventa alumnos por clase. Era una escuela cuartel.
- De esa escuela proviene gente como usted. ¿Ha llegado hasta aquí a pesar de ella o gracias a ella?
- Tuve la suerte de cursar el bachillerato superior en una escuela radicalmente distinta, una escuela activa, muy abierta, donde algunos de los profesores habían estado en escuelas de la República. Fue un cambio brutal y esto a mí me dio el acceso al mundo de la cultura real.
- ¿Hasta dónde nos ha llevado el cambio en la enseñanza?
- Ya no funciona esa escuela en la que el maestro suelta el rollo, hay asignaturas compartimentadas, aulas cerradas y unos tiempos establecidos. ¿Por qué estar una hora en clase y no dos si los alumnos se lo están pasando bien? La escuela no puede ser una antigualla. Hay muchas instituciones que han evolucionado, como el mundo del trabajo o la familia, pero la escuela no.
- ¿Ha avanzado más despacio que la sociedad?
- Más lentamente. El monopolio de la información lo tenía antes el maestro, pero ahora esa información la pueden conseguir los alumnos por internet más y mejor. Yo he planteado la idea de la escuela al revés. El reto es que miren y trabajen por su cuenta con esa información y luego, cuando van al aula, se encuentran en un espacio donde pueden aclarar dudas, discutir, conversar, investigar, de relacionar, de aprender a buscar esa información y encontrar las fuentes.
- ¿Y dónde queda el profesor?
- Ya no es un mero transmisor, es un orientador. Hay gente que dice que el profesor va a desaparecer, pero no es verdad. Su misión va a ser aún más importante. El exceso de información genera confusión en el alumno, que se despista y no profundiza. Tú encuentras rápidamente mucha información, pero hay que codificarla, asimilarla y contextualizarla. Esa es la función del profesor, y es más necesaria que nunca.
- ¿Qué se puede hacer para mejorar la escuela?
- No hay que mejorar la escuela, sino transformarla. Mejorar es hacer más de lo mismo pero mejor, que el profe suelte el rollo mejor o que mi hijo saque en Matemáticas un nueve en vez de un siete. No se trata de eso, hay que transformar espacios, tiempos, la manera de enseñar y la de evaluar. Ya no sirve que el libro de texto sea el referente básico del aprendizaje porque hoy los recursos en la red son múltiples. Mejorar es hacer un día al año una excursión y no se trata de eso sino de que el entorno sea un escenario. Alguien dijo que el abecedario es el ambiente. El entorno natural o urbano de los alumnos, el mundo que les rodea, es un libro de texto abierto.
- ¿De qué me vale a mí aprender a dividir si tengo calculadora?
- Está bien que los niños conozcan el mecanismo de división, pero a un nivel de resolución por lo menos que utilicen calculadora. A mí me suelen preguntar por la prohibición de llevar móviles en el aula y me parece muy bien que se permita su uso en determinados momentos para facilitar las tareas. ¿Por qué tienes que tener un ordenador personal para cada alumno si todo dios tiene móvil? Hay un problema de recursos, se quiere informatizar las aulas y ofrecer tecnología punta a cada alumno cuando todos tienen un móvil de última generación. Esa tecnología debe ser utilizada en la educación porque de esta manera se genera hábito en ellos.
- Hay quien dice que prohibir el uso de los móviles en el aula es hacer que los alumnos dejen la vida real fuera de la escuela.
- Claro. Justamente el reto es aproximar lo que ocurre dentro del aula a lo que los chicos hacen fuera. Se trata de tender puentes, facilitar, establecer sinergias y ver que lo que hacen fuera también puede ser educativo y formativo.
- ¿Hacia dónde va la pedagogía?
- Va a trabajar en red. Yo creo en la idea de las redes virtuales y presenciales porque lo ideal es la mezcla. Las redes virtuales generan conocimientos y te permite conocer a gente de todas partes del mundo y acceder a nuevas aportaciones y experiencias. Pero luego está lo presencial, porque el debate en profundidad y la formación tiene límites en la red. No solo es lo que leemos, sino cómo nos miramos y nos hablamos. Lo corporal también juega.
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