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MARÍA JOSÉ TOMÉ
Domingo, 17 de agosto 2014, 14:03
Una de las mayores amenazas de nuestros móviles en verano aparte de los amigos de lo ajeno, que nunca cogen vacaciones es el agua. Un descuido y ¡zas!, de repente, nuestro flamante smartphone de última generación aparece flotando en la piscina o balanceado suavemente por las olas en la orilla del mar.
Salvo que se trate de uno de los últimos modelos resistentes al agua, la situación del paciente es crítica, aunque no irreversible. Sin necesidad de tener que llamar al socorrista, podemos recurrir a un protocolo de sencillas medidas para resucitar a este peculiar ahogado porque, ojo, la garantía nunca cubre estos percances, al ser atribuidos por la compañía fabricante a un mal uso.
Lo primero es rescatar inmediatamente a la víctima; cuanto más tiempo permanezca en el líquido elemento, más graves serán las consecuencias. Si el accidente ha ocurrido en una piscina hay más esperanzas de salvación, puesto que el agua dulce es menos dañina para los componentes electrónicos que la salada.
No encender el móvil
Con la inmersión, lo más que probable es que el teléfono se apague y, aunque nuestra primera e instintiva reacción sea tratar de encenderlo, hay que evitarlo a toda costa: podemos provocar un cortocircuito. En ese caso sí que será inútil cualquier esfuerzo por reanimarlo.
El siguiente paso será abrir la tapa trasera y extraer tanto la batería como la tarjeta SIM y la de memoria. Los expertos en tecnología de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierten de los riesgos de recurrir a un secador, un ventilador o un radiador para eliminar cualquier rastro de humedad: podría ser letal. «Hay que secarlo, pero sin agitarlo. Es conveniente pasar un trapo por el teléfono y la batería».
A continuación, hay que poner en práctica un truco tan sencillo como eficaz: llenar un bol con arroz crudo y sumergir en él tanto el dispositivo como sus distintos componentes (batería, tarjetas...) Desde la OCU aconsejan esperar 24 horas para tratar de encenderlo; si no responde, otras 24... Merece la pena ser pacientes. «Si se siguen religiosamente estos pasos, la mayoría de móviles mojados consiguen resucitar», aseguran sus expertos.
Adiós a la garantía
En caso contrario, olvídese de hacer valer la garantía del móvil, ya que no cubre este supuesto. Y no trate de engañar a la compañía fabricante: aunque el móvil luzca como nuevo tras secarse sus componentes, el servicio técnico sabrá que se ha mojado. ¿Cómo? Porque en el interior del teléfono hay un chivato, una pegatina que cambia de color al contacto con el agua.
Y en el caso de que su móvil sea un modelo sumergible, desde la OCU advierten que antes de darse con el un chapuzón lea la letra pequeña del manual de instrucciones y de la garantía: las marcas suele poner pegas para cubrir desperfectos alegando que los puertos no estaban debidamente cerrados o que permaneció bajo el agua más tiempo o a mayor profundidad de los limites especificados en las normas de uso.
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