El PSE-EE pide el quinto contenedor y califica de «gran fracaso» el nuevo sistema

«Gran fracaso». Así califica el PSE-EE de Tolosa el nuevo sistema de recogida de basuras a los dos meses de su implantación. Según indicaron ayer los socialistas, desde el inicio «esta ocurrencia ha funcionado mal con contenedores cuya capacidad resulta insuficiente para acumular la materia orgánica que se recoge, las aperturas de los contenedores están rotas y como consecuencia de esta mala gestión en caminos y zonas verdes aparecen bolsas de basuras». A juicio del portavoz del PSE-EE, José Ignacio Asensio, la situación se ha agravado con las fiestas de la Navidad, que han supuesto una «auténtica prueba de fuego fracasada a un sistema que es un fiasco».

Asensio pide sentido común al equipo de gobierno de Bildu-Aralar, y reclama que vuelva al «sistema convencional de contenedores al que los vecinos de Tolosa estamos habituados y del que no teníamos ninguna queja». El portavoz socialista reclama también la implantación del quinto contenedor voluntario, acompañado por un sistema de bonificaciones fiscales que en otros municipios de Gipuzkoa está dando tan buenos resultados «y que ha sido reclamado por los vecinos de Tolosa a través de la recogida de firmas».

Asensio pone como ejemplo, frente a la «imposición» de Bildu, lo que ha ocurrido con el gobierno socialista de Eibar, «que ha implantado este sistema del quinto contenedor y que ha logrado que el 90% de los ciudadanos de la ciudad se haya apuntado a este sistema de recogida».

«Falta de respeto»

A juicio del PSE-EE, el éxito o fracaso de la recogida selectiva de residuos depende del grado de concienciación ciudadana y por eso, está convencido de que el sistema de contenedores basado en la voluntariedad da mejor resultado. «El nuevo sistema de Tolosa ha convertido la recogida de la basura en un calvario para los ciudadanos». Sin embargo, dice el PSE-EE, esto a Bildu y Aralar no les importa porque «han sido capaces de implantar un sistema sin informe técnico ni económico y bajo la amenaza de implantar el PaP si no se llegan a unos determinados niveles de reciclaje, lo que denota, a juicio de los socialistas, una «falta de respeto» hacia los ciudadanos, así como una «nula calidad democrática».