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BENITO URRABURU
Miércoles, 24 de febrero 2010, 09:55
Son dos mundos distintos, dos perspectivas de la vida que dan la impresión de seguir caminos que nunca se van a encontrar, pero que terminan uniéndose.
A pesar de todo, la montaña y el ciclismo tienen puntos de apoyo que son comunes. Edurne Pasaban y Roberto Heras adoran las alturas, han sentido en sus cuerpos la falta de oxígeno, su objetivo siempre ha estado más cerca del cielo que de la tierra, y en su mente siempre ha anidado el mismo deseo: tirar hacia arriba y llegar a la cumbre.
Cumbres distintas, eso sí, en montañas diferentes que tienen algo en común: su belleza. La bicicleta les ha unido en las carreteras catalanas.
Roberto Heras, el mejor escalador del ciclismo español y uno de los mejores del mundo en los últimos diez años, junto a Alberto Contador, ha juntado sus destinos deportivos a los de Edurne Pasaban, que en su preparación para conquistar los dos ochomiles que le faltan para completar los catorce ha usado la bicicleta como parte importante de su preparación.
Heras no ha dejado la bicicleta desde que en 2004 diese un positivo en la Vuelta a España que cortó su carrera deportiva de cuajo. Cumplió la sanción, se planteó volver a la competición hasta que comprendió que no le iban a dejar. Su aspecto físico es el mismo que cuando corría: delgado, fibroso, dando la misma sensación de fortaleza que cuando era profesional. De hecho, todos los años cubre muchos miles de kilómetros.
Deportista de alto nivel
Heras se ha convertido en un cicloturista aventajado, que tiene una empresa que se dedica a preparar a cualquier tipo de persona que quiera andar en bicicleta: él les asesora, prepara grupos, les marca los kilómetros a cubrir.
La firma de bicicletas Giant, que dirige el guipuzcoano José Casla, que mantiene relaciones personales y profesionales con los dos deportistas, les ha unido en el intento de conseguir el mayor rendimiento físico posible de Edurne en su doble asalto a dos ocho miles.
A 3.300 metros de altitud
«Edurne tiene su propio preparador que le ha recomendado la bicicleta como una parte importante de su entrenamiento. Con la bici se trabajo mucho a nivel aeróbico y a nivel de fuerza. Además, evita el tráfico de Barcelona capital, aunque también se entrena mucho en el Pirineo catalán, en el Valle de Arán. Entrenando en bicicleta se mejora mucho en el apartado cardiovascular. Es una preparación muy buena para cualquier montañero».
Heras está intentando aplicar la mayor parte de lo que entrenó en su época profesional, conocimientos que ha mejorado estudiando y formándose, para conseguir lo más adecuado para cada persona. En el caso de Edurne Pasaban se ha encontrado con una mujer que ya tenía una base física muy importante: «La preparación de un alpinista es la de un deportista de resistencia de alto nivel. Cuando se sube a mucha altitud se produce hipoxia (carencia de oxígeno)», explica Heras, «y eso se puede trabajar encima de una bicicleta».
El triple ganador de la Vuelta a España ha subido puertos de 3.300 metros de altitud, pero curiosamente lo ha hecho cuando dejó de correr con un dorsal: «En la Ruta de los Conquistadores, una prueba de mountain-bike que se disputa en Costa Rica, llegamos a esa altitud. ¿Qué si notaba algo? Me da apuro decirlo, pero yo apenas si notaba nada. Era un volcán, uno de los muchos que hay en ese país, y me encontré bien en la subida».
En torno a Edurne Pasaban, Roberto dice que «la bicicleta te permite coger una buena forma física y con la de montaña evitas los riesgos de tráfico, por lo que se convierte en un trabajo de mucha calidad».
La otra parte de este dúo, Edurne Pasaban, mantiene un idilio con la bicicleta que viene de hace muchos años: «Lo que más se trabaja en la montaña es todo lo aeróbico. Entre los 22 y los 26 años corrí triatlón y desde entonces he tenido contacto con la bicicleta, a la que me aficioné mucho. La bicicleta y la montaña tienen muchos puntos en común», explica.
Normalmente hace tres horas de bicicleta de montaña cada vez que la coge, «en Barcelona, en una zona que tenemos para andar con una cierta tranquilidad. Algunos días me voy a las cuatro horas. Con la de carretera suelo hacer cuatro horas, algunas veces cinco, con unos 120 kilómetros como máximo. Algún día me caen más, otros, menos».
Para Edurne, «con la bicicleta se trabaja mucho en las subidas, la capacidad de sufrimiento y sicológicamente vas superando metas, como coger al que llevas delante, intentar superarle es importante. Eso, cuando estás a siete mil metros, a nivel mental, es vital. Te endurece mucho, te permite superar retos, notas que vas mejorando. Si vas con alguien en bicicleta y te obliga, trabajas más».
Edurne está contenta con el asesoramiento de Roberto Heras, «con el que he aprendido muchas cosas de la bicicleta, cómo sacar más partido de ella, del entrenamiento, intentando disfrutar». Ha intensificado su preparación física de una forma importante «para intentar sacar adelante los dos retos que me he impuesto».
La práctica del ciclismo le ha permitido «superar mejor el cansancio, tener mayor fortaleza, tanto física como mental. En este apartado me ha ayudado un montón. Cuando te enfrentas a un reto como el que yo me voy a enfrentar todo hace falta y puedo decir que la preparación en bicicleta ha sido fundamental».
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