Secciones
Servicios
Destacamos
IÑAKI BERRIO
Jueves, 4 de marzo 2010, 02:55
Cogí el periódico de encima de la mesa, abrí una página al azar y comencé a leer. La primera noticia me chocó: «Árbol aplastado por un hombre». Pese a todo, no le hice mucho caso al titular y continué hojeando el diario distraídamente. La siguiente información ya me extrañó más. Se trataba de unos gruesos titulares que rezaban: «Lobo atacado por un niño». Francamente alarmado, continué leyendo: «Un lobo de diez meses fue sorprendido por un niño, que le mordió y le arrastró hacia el monte. Los padres del lobo, al oir los gritos de su hijo...». No pude seguir leyendo aquella monstruosidad y pasé la hoja rápidamente. En la sección de deportes me aguardaba una sorpresa aún mayor cuando leía: «El público, abucheado por el árbitro, tuvo que abandonar el terreno de juego escoltado por la fuerza pública».
Aquello ya era demasiado. Por un momento pensé que estaba siendo víctima de una cruel inocentada. A pesar de todo, continué leyendo. La siguiente noticia decía así: «Un perturbado se suicida y a continuación hiere a cuatro personas con un cuchillo». Cerré el diario, horrorizado, y a punto de sufrir un ataque de nervios. Todos hemos oído decir alguna vez que la prensa sólo trae mentiras, pero esto era ya el colmo de lo inverosímil.
«¿Qué te ocurre?-preguntó mi mujer- ¿Por qué lees el periódico al revés?». Le di la vuelta rápidamente y entonces lo comprendí todo. «Bueno -respondí disimulando mi alivio-, cada uno lee el periódico como le da la gana. Además, para lo que trae hoy...».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.