

Secciones
Servicios
Destacamos
TERESA FLAÑO
Viernes, 12 de marzo 2010, 09:04
Antonio López (Tomelloso, 1936) tiene prácticamente todos lo reconocimientos que se pueden recibir en el mundo artístico. Hombre sencillo, muy amable y de risa fácil, cuando habla parece que su trabajo carece de la trascendencia que realmente tiene. Hoy está en San Sebastián para ofrecer una conferencia coloquio organizada por el Colegio Mayor Ayete dentro de su programa Marzo Cultural.
- ¿El realismo o hiperrealismo que usted hace.?
- Realismo. Hiperrealismo no, por favor.
- Perdón. ¿Su realismo es sinónimo de perfección o al menos de intentar buscarla?
- Es sinónimo de lenguaje, -como también lo puede ser la abstracción-, a partir del cual te expresas. Lo importante es cómo dices las cosas. Es una mirada.
- ¿Y cuál es su aportación a ese idioma?
- Todos los hombres aportamos algo. No creo que se trate de aportar sino de manifestar lo que se siente. Buscar aportar algo me parece que es una cosa muy complicada.
- El idioma pictórico que practica está lleno de silencios. ¿Es una opción premeditada?
- El ojo, el cerebro, el tacto, todo está incluido en la sensibilidad humana, en la posibilidad de percepción. No nos damos cuenta, pero recibimos la información por todos los sentidos. No pretendo que mi obra sea silenciosa como la han definido en ocasiones, sólo trasmitir un sentimiento. Cuando me pongo ante un cuadro no digo: «Voy a hacer el silencio» No trabajo así.
- Una alumna suya, la donostiarra Clara Gangutia, en la inauguración de una exposición en la galería Ekain, comentaba que ahora hay tantos medios para reproducir imágenes que, siempre dentro del realismo, estaba buscando otros caminos. ¿Siente usted una necesidad parecida?
- Son cosas muy personales. Hay saturación de todo y si lo siente así tiene que reaccionar. No creo que en mi caso reaccionara respecto a si hay más o menos imágenes, sino a si estoy o no satisfecho con lo que hago.
- Un artista como usted, tan minucioso, que tarda años en dar por finalizado un cuadro, ¿cómo vive la presión de las galerías?
- Para mí, la presión verdadera es que no te hagan caso. Lo otro es un pacto que se hace con la galería. A mí, afortunadamente, me dejan mantener mi ritmo.
- ¿Otra presión es ser el pintor español vivo más cotizado?
- ¡Hombre! No sé si es verdad eso.
- En 2008 'Madrid desde Torres Blancas' se vendió en una subasta de Christie's por 1,8 millones de euros. Una cifra que ningún artista español vivo ha alcanzado.
- No quiero entrar mucho ahí porque es un misterio. Están las cifras públicas y luego está lo otro.
- Siguiendo con la presión. ¿Siente responsabilidad por ser mencionado como un referente para muchos artistas?
- No. Si es una reflexión positiva lo llevo como algo hermoso.
- Su vida transcurre prácticamente en su estudio, donde duerme, recibe, trabaja... ¿Su vida personal es su vida artística?
- En mucha medida sí. Eso es frecuente en los artistas y en otras personas. La vida va unida a tu conducta. Es más, diría que siempre. No se puede demostrar. Hay casos como Bacon que era clarísimo, vivía para y por el arte. Creo que vida y pasión están muy unidas.
- ¿Esta especie de vida ermitaña es una manera de evitar contaminaciones externas?
- ¿Pero crees que estamos poco contaminados en Madrid?... En serio. A mí la contaminación en todos los ámbitos, no sólo artístico sino también social, no me gusta. Estamos rodeados de contaminación alimentaria, politica y ambiental. Pero el mundo es así... no busco recluirme.
- Su arte es muy manual. ¿Se considera también un artesano?
- La parte artesanal de mi trabajo la disfruto mucho.
-¿Está harto de que todos le preguntemos por el todavía inacabado retrato de la Familia Real que le encargaron hace casi 20 años?
- No, no estoy harto. Es lógico que me pregunten por él. ¡Hombre! ¡Lo tengo que acabar enseguida!
- ¿Tiene algún plazo?
- No, ya no me dicen nada. Tampoco es necesario porque soy consciente de que debo entregarlo.
- Con obras como ese retrato, 'El día y la noche' de la Estación de Atocha de Madrid, o 'Madrid desde Torres Blancas' que dan tanto qué hablar ¿no le da miedo haberse convertido en un artista mediático?
- El miedo que siempre he tenido es que la gente no me preste atención, no servir para nada, no tener utilidad para los demás. Lo otro no, porque lo puedes graduar. Si te cansa el 'mediatismo' te puedes escapar a un castillo como hizo Picasso. Ser mediático no es un problema para nadie.
- ¿Es un artista afortunado?
- Sí, por supuesto. He tenido la posibilidad de ser muy libre, aunque no siempre fue así. En la arrancada, en los primeros diez años, cuando tienes que encontrar tu lugar, te juegas muchas cosas y mantener tu ideario es dificil. Te puede salir regular, mal o muy mal, como le ha sucedido a mucha gente. Ése es el drama. Pienso mucho en eso y me doy cuenta de que sí he sido afortunado.
- Usted ha dicho las siguientes frases: 'Una obra nunca se acaba' y 'Cuando hay una sustancia lo suficientemente densa la obra está acabada'. ¿Cuál prevalece?
- Las dos. El límite de lo acabado es muy impreciso. En la época de Durero se sabría bien. Ahora creo que la definición sería que una obra puede estar terminada cuando ves algo parecido a lo que te llevó a realizar ese trabajo, que esté cargado de intensidad y emoción, en definitiva que te guste. Ahí se puede interrumpir. No sé muy bien lo que es algo acabado. Desde Velázquez la obra no tiene unos límites precisos. Es una decisión del autor.
- Además de Madrid, ¿qué le inspira a Antonio López? ¿cuáles son sus referentes
- Me resulta difícil contestar. El arte antiguo, de los egipcios, mesopotámicos, romanos, íberos... Todo lo que se ha hecho de 2.000 años para atrás me parece maravilloso y me inspira. Luego hay personalidades como Veermer, Velázquez, Leonardo. Picasso lo fue en su momento y ahora Bacon. También los dibujos infantiles. Toda persona que con un trazo quiera decir algo, para mí es un referente.
- Los responsables de Arco han comentado que este año de crisis se ha vendido bien y las casas de subastas siguen batiendo récords. ¿No le parece un poco obscena esta situación?
- Vivimos en una sociedad capitalista y con eso queda dicho todo. No me gusta el capitalismo, pero no se a qué lugar nos podríamos marchar.
- ¿A Tomelloso?
- No, porque ahí también asoma la gaita. Si hay gente con mucho dinero, qué le vamos a hacer.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.