Frontón de villanos o héroes

Cuando juega Titín y hay algo importante en juego, no existe término medio en el Adarraga de Logroño: eres héroe o villano sobre la cancha. Gonzalez y Laskurain lo vivirán en sus carnes hoy en el partido del Campeonato de Parejas que les enfrenta a Titín y Pascual (ETB1, 17.00). Los vencedores serán los rivales de Xala y Zubieta, ya clasificados, en la final del 4 de abril, mientras que los perdedores quedarán eliminados.

Xala, sobre todo, y Zubieta ya probaron de esa medicina en la primera jornada de la liguilla de semifinales. El de Lekuine escuchó silbidos desde que se dirigió a ejecutar su primer saque. No es la primera vez que ocurre en el Adarraga.

A José Mari Ceceaga le ha tocado vivir las dos caras, la del héroe «cuando acompañaba a Titín» y la del villano «cuando era su rival». El zaguero de Ubera recuerda «una semifinal del Campeonato de Parejas. Augusto jugaba con Berna, pero se lesionó su zaguero y pusieron en su lugar a Mendia. Como es lógico, nosotros cargamos el juego atrás. Habría sido de tontos enredarnos con Titín. Entonces, la gente empezó a gritarle a Eugi 'no sabes, no sabes'. Le pitaban cuando iba a sacar. Vergonzoso. Patxi había jugado finales del Manomanista y del Cuatro y Medio, pero le metieron tal presión que se puso nervioso y le temblaban las piernas».

La historia cambiaba cuando a Ceceaga le tocaba ser zaguero de Titín: «En ese caso todo era apoyo. Te decían 'qué bueno eres'. Eran capaces hasta de llamarme 'guapo'».

Ceceaga apunta que «también en el Labrit se apoyaba mucho a Eugi y Beloki, pero lo del Adarraga era el doble. Llegaba un momento en el que no escuchabas el sonido de la pelota, lo que me causaba mala sensación. No me gusta».

Unanue, siempre rival

Mikel Unanue fue otro de los rivales tradicionales de Titín. «Yo siempre he jugado en contra de él, ya sea por parejas o dentro del cuatro y medio. Recuerdo un campeonato en el que Augusto jugaba con Arretxe y yo, con Ceceaga. Era en el Adarraga. Nos adelantamos 11-2. Menuda bronca».

Salían chispas cuando se enfrentaban en la jaula: «La primera vez en el Adarraga no pasó nada. En la segunda yo descansaba algo más de lo habitual y la gente que acompañaba a Titín le montó un jaleo al juez. Tampoco me afectaba demasiado. Eso sí, el ruido era terrible».

Al de Añorga le llamaba la atención que «les daba igual que el partido acabara 22-3 con tal de que ganara el suyo. Para ellos, el espectáculo consiste en que gane su pelotari».