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GAIZKA LASA
Martes, 30 de marzo 2010, 04:25
El doctor Fernando Astorqui ha lidiado durante su trayectoria como médico de la Vuelta a Ciclista a España con diferentes cuadros severos. Desde 1972, treinta años en las tripas de un deporte agonístico han dado para sustos y episodios críticos.
El hito más célebre data de un 27 de abril de 1985. Un ciclista, Jaime Salvá, se ahogaba en su sangre. El doctor Astorqui no lo dudó y le liberó la tráquea a bocados. Un drama con final feliz.
Lo que el domingo estaba preparado para ser una exhibición feliz terminó, sin embargo, en drama. Fernando Astorqui auxilió a Joxemari Mendizábal cuando se sintió indispuesto y tuvo que abandonar la apuesta.
Ayer recordaba afectado, antes de acudir al funeral de Leitza, que «tanto yo como el médico encargado del control antidoping le aconsejamos repetidamente acudir a un hospital pero nos insistió en que se encontraba mejor. Tampoco íbamos a obligarle. Además no era tan evidente que se tratara de un infarto aunque es la posibilidad de la que más se habla».
En este punto, el doctor advierte de que es conveniente ser cautos. «Claro que pudo ser un infarto, nadie lo niega, pero sin una autopsia no hay forma de saberlo. Hay otras causas, como un aneurisma abdominal (rotura de la aorta a la altura del abdomen), que pueden tener el mismo desenlace».
Un informe a la federación
El doctor vizcaíno ni quiso ni pudo ayer extenderse en su interpretación de los hechos, pero consideró oportuno sacar las fuerzas justas para aclarar algún asunto. Subrayó que el deportista tomó sus medidas antes de emprender semejante desafío. «Yo mismo le hice en Bilbao un reconocimiento completo hace un mes», explica.
Aporta incluso detalles al decir que «consistió en analítica, electrocardiograma, ecocardiograma y un test de esfuerzo, aunque sin el estudio del consumo de oxígeno que se hace a los deportistas de elite. Lo que se considera oportuno en estos casos. Pasó todas las pruebas con resultado satisfactorio. No había ni un sólo indicio que llevara a pensar que podía pasarle algo así».
El doctor cree que el aizkolari dio los pasos previos correctos antes de abordar el reto que le costó la vida. No fue una temeridad. Tan seguro está que «he recomendado a sus familiares que pidan un informe de estas pruebas y presenten una copia en la federación para que quede constancia de que estaba en condiciones para afrontar el desafío». No quiere que impere la duda sobre su estado de forma. Si algo tiene claro y quiere hacer público es que «estaba preparadísimo».
La familia no podrá encontrar consuelo en los informes médicos pero sí confirmar que ha sido el destino y no la propia negligencia la que ha motivado la muerte de su ser querido. El doctor Astorqui decía ayer que «aunque no es fácil hablar en estos momentos sí que tiene que quedar claro ese extremo».
Astorqui conocía a Mendizabal desde aquel 'desafío del siglo' que le enfrentó a Miel Mindegia en 1983. «Le conocía desde hace muchos años. Presencié aquella hazaña y a pesar de que han pasado tantos años sé que también ahora estaba muy trabajado. Le he seguido de cerca el último mes y medio, desde que me llamó para someterse a algunas pruebas médicas, y los test que ha hecho antes de la apuesta no han hecho más que confirmar que físicamente estaba bien», afirma con rotundidad.
Test hace quince días
Por si los test científicos se equivocaran aporta pruebas de campo. «En ese tiempo ha completado con éxito dos entrenamientos de la carga a la que se enfrentaba el domingo, incluso más duros. El último, hace quince días. Viendo cómo respondió ante pruebas tan exigentes cómo í bamos a imaginar que el día de la apuesta pudiera ocurrir algo así», concluyó.
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