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MAQUINACIONES

Un nuevo arte

Sirva la proximidad de la Semana Santa para propagar el empuje de un arte joven centrado en las grandes preocupaciones

MIGUEL CHAVARRÍA*www.maquinaciones.info

Martes, 30 de marzo 2010, 04:33

En esta hora de prueba y de disensiones a que está sometida la Iglesia se da la paradoja de que artistas de todo el mundo se alinean en una dirección que puede llamarse religiosa aunque guarda distancias respecto de todo lo que ayer mismo se ha entendido como tal. El único vínculo de unión entre estos nuevos artistas es la capacidad de percibir el misterio que palpita en el mero hecho de existir como individuos racionales y libres llamados a comulgar con sus semejantes, a convivir con las demás criaturas de la naturaleza, y a ser partícipes de las creaciones vicariantes nacidas del ingenio humano. Estos artistas se sienten llamados a desentrañar un destino que se les plantea como una interrogación y en último término como un misterio de amor. Estamos aquí ante un verdadero carisma en el cual la religión no actúa como confesión y praxis, sino en su calidad de hipervínculo que convierte al artista en mediador entre la multiforme y a veces no presentida belleza de lo cotidiano, al tiempo que hace de la obra de arte un medio para comunicar la belleza que se ofrece como un bien y una verdad que en conjunto evocan la presencia de Dios. Dentro de esta línea que dibuja un contorno mas no señala un límite, está la instalación audiovisual que desde el 22 de marzo y bajo el título 'The Friar's Doodle' presenta la artista británica Tácita Dean en la Abadía de Santo Domingo de Silos, y donde se recoge una singular muestra de las inscripciones y graffiti que generaciones de visitantes han ido gravando en torno a la columnata del Claustro. «Se trata -son palabras de María Jesús Burgueño- de un archivo que constituye una analogía visual de ensoñaciones, cavilaciones y vuelos de la imaginación que, aún fijado en el pasado resulta (.) cercano a nuestra vida cotidiana, a las incursiones especulativas que vagan más allá del tiempo.»

En una línea semejante aunque con realizaciones muy diferentes se encuentra el artista mexicano Juan Carlos del Valle cuya obra destila la fuerza y expresividad de los grandes pintores de esa nación. Del Valle, con sus «intervenciones pictóricas» basadas en la representación de los alimentos industrializados de hoy, irrumpe en el espacio y el tiempo religioso con una obra donde la estética constituye un elemento central de la vivencia de lo sagrado. Su exposición itinerante ha sido ya contemplada en la Capilla del antiguo Colegio de las Vizcaínas, en la Parroquia de San Miguel Arcángel, en Tacubaya y en la del Señor de la Resurrección, en el Bosque de la Lomas, de la capital mexicana. Pronto estará en Berlín y en París. Sirva la proximidad de la Semana Santa para propagar el paradójico empuje de un arte joven que vuelve a estar centrado en las grandes preocupaciones a las cuales ni las ideologías políticas ni las ciencias son capaces de contestar.

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