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JOSEBA BELOKI
Viernes, 9 de abril 2010, 10:39
Esa es la sensación que se me quedo ayer al termino de la etapa al ver su desenlace final. Agridulce. Un desenlace que por lo menos dejo la victoria en casa. Es cierto que mis apuestas iban encaminadas en otra dirección y con otros personajes, pero también he de decir que yo la carrera la hubiese planteado de otra manera.
La fuga del día dio en cierto modo cautela y sobre todo sosiego a todos aquellos corredores que se encuentran solos ante el peligro por falta de equipo. La carrera entró a mil por hora a las estribaciones de Arrate gracias a un equipo Lampre pletórico laborando pero justo rematando.
Todo lo que se había hablado en el hotel o estaba por hacer o se había roto el esquema. El caso es que pelotón 'groupe' en la parte importante de la etapa. Andy, Gesink, Horner... Todos ellos comenzaron su zafarrancho particular en busca de lo mas preciado. Los espectadores, mientras tanto, disfrutando como enanos e incluso haciendo nuestras quinielas particulares. Llevábamos unos años sin ver tanta gente haciendo pasillo en el alto y eso le daba todavía más vistosidad al tema.
La carrera en su fase final, con dos parejas en lucha como si fuese el trofeo Baracchi hasta el mismísimo último kilómetro, donde se unieron. En ese instante mi adrenalina desapareció; cortocircuito. ¿Qué ha pasado?, me quede plof. Tremendo gesto de amiguismo de Valverde hacia Samu, que gracias a ello se resarcía de lo ocurrido camino de Zierbena y daba además a su equipo la primera victoria del año. Son gestos que se hacen desde la amistad y el colegueo propio de tantos años de relación pero. ¡¡¡disimulad, coño!!!
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