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CULTURA

Un pacto ciudadano por las culturas

PPLL

Lunes, 12 de abril 2010, 04:29

Antonio Rivera llama la «agenda vieja» a la que contiene los temas, generalmente espinosos, que el equipo que dirige Blanca Urgell ha heredado de anteriores legislaturas: Guggenheim, Balenciaga, Praileaitz... «En estos momentos, la cuestión más pesada y engorrosa es el tema Guggenheim, tanto en lo que tiene que ver con el museo de Bilbao como con el apéndice de Urdaibai. Seguimos en una situación de irresolución política por causas que todos conocemos y, personalmente, es el tema que más desgaste me genera. Creo que Praileaitz está adecuadamente encarrilado, aunque es obvio que va a seguir habiendo un pulso de opinión». En el tema Balenciaga, «independientemente de lo que pase en los tribunales», opina otro tanto. ¿Biblioteca Vasca, Tabakalera, Archivo Histórico...? En curso, y sin muchos más problemas que los derivados de la situación económica y ajustes varios.

No percibe como una crítica la apreciación de que el Departamento de Cultura parece dedicar más tiempo a lidiar viejos toros que a hacer su propio camino. «Se nos ha acusado de eso desde el primer momento pero, en momentos como los que estamos viviendo, lo que tiene que caracterizar nuestra legislatura no es la explosividad, sino el criterio de ordenar lo ya existente. Ya sé que es una forma de actuar menos mediática que cortar cintas, pero después de la locura en la que hemos vivido en los últimos años, bienvenida sea la crisis si nos sirve para dar más importancia a los contenidos que a la 'cultura inmobiliaria'».

Contenidos propios y nuevos tiene el Pacto Ciudadano por las Culturas, la «transición» del Plan Vasco de la Cultura del anterior ejecutivo a las coordenadas del actual. «Este mismo mes de abril se lo presentaremos a las diputaciones y a los ayuntamientos de las capitales. El Plan Vasco de la Cultura está trufado de una visión identitaria, desde nuestro punto de vista exagerado e innecesario, propio de un gobierno nacionalista. Nosotros no somos nacionalistas, tenemos otras lecturas que no son las identitarias, por lo tanto no es impropio que indiquemos a todas las instituciones y a los agentes privados cuál es esa visión. El Plan, además, tampoco ha sido muy operativo, aunque hay que reconocer que ha tenido un aspecto muy positivo y es que ha servido de instrumento para entrar en relación y establecer una interlocución con los sectores». «No queremos hacer ningún tipo de batalla política de esto», asegura. «Sólo explicar con normalidad el tránsito de una forma de ver las cosas a otra».

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