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CARMEN BARREIRO
Domingo, 18 de abril 2010, 04:34
El Gobierno Vasco recortará este año en 260 millones de euros su gasto sanitario con la puesta en marcha de un plan de ahorro, dentro de la estrategia anunciada por el consejero de Hacienda, Carlos Aguirre, para apretarse el cinturón en una coyuntura de crisis. El proyecto pretende contener el coste del sistema a través de una serie de medidas organizativas y económicas destinadas a «racionalizar los recursos existentes» en la red pública, que se traducirán en reformas en la asistencia a los pacientes «sin rebajar la calidad» de los ambulatorios y hospitales de Osakidetza. Tambien incluye acciones para «limitar la factura farmacéutica», y la negociación a la baja de acuerdos alcanzados con proveedores y de los convenios con los centros concertados.
El Departamento de Sanidad, que dirige Rafael Bengoa, aspira a «ajustar» su presupuesto a las crecientes demandas de los usuarios. La consejería dispone para este año de 3.563 millones de euros, la mayor partida del Ejecutivo, pero que sólo ha crecido un 1,8%, frente al 8% de ejercicios anteriores. Sanidad actuará en tres frentes: la red de asistencia, la compra de materiales y servicios de forma centralizada para reducir su gasto en 145 millones y el recorte de la factura farmacéutica en 90 millones. En los conciertos con las entidades privadas, se ha fijado el reto de desembolsar 25 millones menos.
El Servicio Vasco de Salud cerrará ambulatorios los sábados por la mañana -aún no ha determinado cuántos ni en qué municipios- para concentrar la asistencia que presta los fines de semana en los llamados Puntos de Atención Continuada (PAC), dentro de la política de austeridad anunciada en el Gobierno Vasco. Los centros de salud funcionarán de lunes a viernes, mientras que los sábados y domingos la actividad se trasladará a los de guardia. El «refuerzo» de los PAC y «una mejor gestión de los recursos existentes» ha de traducirse, según Osaskidetza, en un menor uso de las urgencias hospitalarias.
El sistema de guardias también está siendo revisado para «eliminar las innecesarias», lo que en la práctica evitará que los trabajadores acumulen días libres, con el consiguiente ahorro en gastos de personal. «Algunos médicos no estarán físicamente en su puesto de trabajo porque el volumen de pacientes que atienden no justifica la presencia del facultativo. Bastará con que estén localizables», explica Pérez Gil.
A su vez, se realizarán guardias conjuntas entre los hospitales de la misma zona en las especialidades de Otorrinolaringología, Oftalmología, Radiología y Hematología, como ya se hace en Cardiología. En una situación de emergencia, los usuarios vizcaínos acudirán a Basurto o a Cruces, mientras que los alaveses lo harán a Txagorritxu o a Santiago en función del centro al que le corresponda la guardia. «No tiene sentido tener especialistas en los dos centros», justifican los responsables de Sanidad.
En cualquier caso, Osakidetza incentivará la coordinación entre los diferentes hospitales para no multiplicar gastos. El de Zumarraga y el ambulatorio de Legazpi, por ejemplo, se gestionarán conjuntamente. También lo harán los hospitales alaveses, que «compartirán guardias, equipos y servicios».
Autoconcertación. Entre las medidas para frenar el gasto del Servicio Vasco de Salud destaca la reducción de las derivaciones a la red privada, merced a un aumento de la actividad propia. La consejería dedica cerca del 7% del presupuesto -287 millones de euros, dos puntos por encima de la media española- a pagar las intervenciones realizadas a pacientes del sistema público en clínicas concertadas. Una tendencia que el consejero Bengoa quiere cortar de raíz al «potenciar la autoconcertación».
En otras palabras, que sean los profesionales de la casa los que asuman el trabajo en lugar de desviar las intervenciones. Tanto las consultas como los quirófanos «intensificarán» su actividad «sin incrementar la partida presupuestaria», lo que requiere un fuerte compromiso por parte de los profesionales que trabajan en el sistema público. «Se trata de hacer más con medios propios», resume el director de Osakidetza.
Pruebas innecesarias. La digitalización de las radiografías va a suponer un ahorro de 2,1 millones al pasar de los 3,4 que Osakidetza se gastó el pasado ejercicio al 1,3 presupuestado para este año. Las pruebas de imagen sólo se realizarán por necesidad clínica, además de establecer un protocolo para las rutinas de laboratorio, lo que evitará duplicarlas innecesariamente.
Todas las medidas puestas en marcha para contener el gasto en el área asistencial -el fomento de la hospitalización a domicilio y de la cirugía mayor ambulatoria, una mayor ocupación de camas hospitalarias en periodos vacacionales...- se complementan con la reforma sanitaria, volcada en la atención a los enfermos crónicos y las nuevas tecnologías.
El capítulo de personal es la partida más importante de la sanidad vasca -1.792 millones- y uno de los más sensibles al afectar directamente al salario de los trabajadores. El pago de las nóminas absorbe siete de cada diez euros de Osakidetza. El plan para reducir el gasto en recursos humanos afecta sobre todo a los eventuales. Desaparece la figura del retén, una bolsa de profesionales destinados a cubrir posibles sustituciones. «Sólo se contratará gente para hacer frente a bajas concretas», avanza Pérez Gil.
El resto de las medidas planteadas en este terreno está encaminado a reducir el absentismo laboral con «mejoras de conciliación laboral y familiar», además de fomentar la formación entre los trabajadores. Osakidetza, la mayor empresa pública de Euskadi al tener en nómina a más de 30.000 personas, también va a elaborar un protocolo de «seguimiento y control» de las bajas, especialmente de las de larga duración.
Los contratos gestionados directamente por el Servicio Vasco de Salud han congelado los precios en partidas tan importantes como limpieza, seguridad o mantenimiento. También está potenciando el ahorro mediante la compra por agrupamiento de los productos, «además de revisar las tarifas de los cincuenta artículos de mayor consumo en distintas áreas», precisa Pérez Gil. En algunos casos, se han obtenido descuentos de hasta el 40% al realizar adquisiciones al por mayor. La directriz marcada también pasa por «implantar sistemas de reducción de consumos energéticos y la racionalización del uso del teléfono». El hospital de Cruces, por ejemplo, ahorrará un millón al año en su gasto corriente.
El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas alcanzaron un acuerdo para ahorrar 1.500 millones de euros en el gasto farmacéutico. Un real decreto modificará el sistema de precios de referencia, rebajará el de los medicamentos genéricos y fijará los máximos para fármacos de síntomas menores. La medida de ahorro en medicamentos podría suponer entre 85 y 90 millones de euros para Euskadi. La implantación de la receta electrónica y la mayor utilización de genéricos también permitirá rebajar la factura farmacéutica, que supone el 18,5% del presupuesto del departamento.
Otro de los frentes en los que ha intervenido Sanidad para contener el gasto es el de los conciertos con entidades privadas, que absorbe una importante parte de sus recursos. La consejería ha negociado a la baja los contratos de todos los servicios de este tipo desde el inicio de la legislatura. El año pasado consiguió ahorrar 15 millones de euros, a los que hay que sumar los 25 previstos para el actual. De los 287,5 millones que tenía previsto gastarse el departamento antes de la puesta en marcha del plan de choque se pasará a 262,4.
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