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Música

Miguel & Manuel

PPLL

Lunes, 10 de mayo 2010, 04:40

Luchando contra los achaques físicos y calzando 66 años de edad, Joan Manuel Serrat ha retornado a los puros manantiales poéticos de un Miguel Hernández de quien fue notable altavoz allá por el año 1972. Confiesa el 'noi de Poble Sec' que su nueva grabación 'Hijo de la luz y de la sombra', editada cuando se cumple el centenario del nacimiento del poeta, no es una continuación de su primera obra sobre el malogrado escritor, pero puede que así lo parezca para muchos de los que la conocieran. Hay, efectivamente, un cambio sustancial en el tratamiento musical, que entonces estuvo más constreñido a la orquestación pop al uso y que ahora es más abierto de miras, más amplio de estilos y más rico en instrumentaciones y arreglos. Viene el disco acompañado del DVD 'Miradas en busca de un poeta', con personales filmaciones que reconocidos cineastas han realizado sobre las canciones. En esa excepcional base visual se apoya y amplifica el nuevo concepto escénico serratiano, que sigue apuntalado por el fiel y detallista grupo que capitanea el pianista Ricard Miralles, quien también llevó el timón del disco. Sobre la elegante sobriedad de la escena, avisa de entrada Serrat de que en este caso el recital es conceptual y «no admite otras canciones» que los poemas musicados del recordado escritor levantino, y promete que ya habrá próximas ocasiones para «grandes éxitos y discos solicitados». Ha hablado el creador de 'Ara que tinc vint anys' de la intemporalidad y vigencia de la poesía hernandiana y así lo vivieron anoche los espectadores que una vez más acudieron en masa a la enésima visita del creador barcelonés. Un poemario que muestra a ratos una sonorizada directamente musicable, de estribillos y juegos verbales perfectos para ser cantados. Poemas de terso intimismo amoroso, familiar, humanista. Pero traspasados por el terrible grito de rebeldía y resistencia de quien pasó raudo de ser cabrero poeta a poeta soldado y militante. De quien cantó con escalofriante serenidad a la muerte que le acechó «cercado por las balas, ansiado por el plomo» ('Canción del esposo soldado') y que finalmente se lo llevó en la inmensa tristeza de las cárceles franquistas. No parece fácil encerrar esa inmensidad humano-literaria en el formato simple de una canción, pero el 'Nano' lo consigue de nuevo y canta profundo la impactante realidad de la poesía de Hernández. Capaz de vestir de tango un momento tan crudo como 'El hambre', alegra el recuerdo solidario internacionalista en el himno 'Uno de aquellos', aflamenca al autor de Orihuela en 'Del ay al ay por el ay' o 'Dale que dale', latiniza la sorprendente vitalidad de 'Si me matan, bueno', acaricia con la luminosidad de 'La palmera levantina' o borda la canción pop en el título que da nombre al nuevo disco. Del viejo, sonaron joyas como 'Tres heridas' (que abrió la sesión), 'Las nanas de la cebolla', 'El niño yuntero', 'Elegía', 'Menos tu vientre' o la épica 'Para la libertad', momento más aplaudido de la noche. Y hubo lugar para un poema ajeno: 'Historia conocida', semblanza sobre Hernández de José Agustín Goytisolo. El Serrat joven tuvo el honor de descubrir a muchos al influyente poeta levantino. El Serrat abuelo revisita, maduramente brillante, la siempre viva obra de un poeta que pareció escribir para ser cantado.

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