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JAVIER ELZO
Sábado, 22 de mayo 2010, 04:21
El martes presentamos en Bilbao, en el marco de los trabajos de Innobasque, un Libro Verde que titulamos 'Hacia una sociedad vasca 2030 basada en valores innovadores'. Es el resultado de un trabajo de reflexión que un grupo de 27 personas, bajo el liderazgo de Juan Mª Otaegui, compartido con Begoña Etxebarria, hemos llevado a cabo durante casi dos años.
Un Libro Verde es un punto de partida que, tras un debate amplio, dé paso a un Libro Blanco que recoja lo que la sociedad vasca de hoy estima que deben ser los valores innovadores prioritarios para la Euskadi del futuro. Estas breves líneas pretenden abrir el apetito a la participación social e invitar a los lectores a que se sumen, con su aportación crítica, al empeño. En particular a los hoy jóvenes, pues estamos pensando en la Euskadi del futuro, la suya. (Plataforma de participación en www.innobasque.com)
Presentamos cuatro valores que nos parecen, hoy, esenciales, en una visión de futuro para Euskadi que, o será innovadora o no será. Son los valores del conocimiento, la cooperación, la apertura al cambio y la plena asunción de la globalización.
El valor del conocimiento, como apertura: a) al aprendizaje, para conocer los problemas a los que nos enfrentamos, y b) al emprendizaje, impulsor de las respuestas a dar para superarlos. El conocimiento es el recurso clave, la principal materia prima para el capital humano.
El valor de la cooperación supone y exige que los miembros de la sociedad vasca, rica en su pluralidad, sean capaces de realizar un trabajo conjunto, cual cooperantes activos, vascos autónomos en la interdependencia creciente de pueblos y naciones, en búsqueda de una sociedad más justa y respetuosa de las idiosincrasias de todos. Lo que supone el valor de la apertura u orientación al cambio, esto es, apertura mental a nuevas ideas y horizontes. Horizontes espaciales, más allá de España y Europa, donde geográficamente estamos, y que son ya un rincón del planeta, cuyo centro de gravedad se aleja de nosotros. Horizontes temporales, todavía más. Hay que actuar, con urgencia y sabiduría a corto plazo pero siempre escrutando el largo plazo. Bajo la lógica de la implacable aceleración social de los tiempos (Hartmut Rosa).
Porque, y será el cuarto valor, hay que asumir en su plenitud la globalización: ya no hay fronteras. Las que quedan son de movilidad espacial de personas, pero no hay fronteras para los tiempos de las finanzas, tecnologías, decisiones que nos pueden diluir y engullir. Solo el capital humano y social, la masa crítica que, como vascos, consigamos, (si lo conseguimos) nos salvará.
Somos un pueblo pequeño y, a menudo, mal avenido. Además vivimos tiempos muy difíciles y las perspectivas a corto plazo no son halagüeñas. Pero ser pequeño no es necesariamente un inconveniente. Finlandia, Suiza, Luxemburgo, Flandes, Baviera etc., también son pequeños. Pero parecen saber lo que quieren y tienen las pilas cargadas.
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