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CRISTINA LIMIA
Miércoles, 26 de mayo 2010, 03:58
Familia, amigos y personalidades del mundo de la política despidieron ayer a Prudencio Larrañaga Irizar, después de que el lunes por la tarde falleciera a los 82 años, a causa de una larga enfermedad que acabó con una parada cardiorrespiratoria. El funeral, celebrado a las siete de la tarde en la parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Legazpi, fue presidido por el párroco de la localidad, Victoriano Etxabe, que estuvo acompañado en el altar por el hermano del fallecido y actual sacerdote de Itsasondo, Iñaki Larrañaga.
«La identidad vasca y el sentido del servicio» de Prontxio fueron dos de las características destacadas en la homilía. «Su vida estuvo marcada por el trabajo y el amor hacia lo vasco y al euskera, así como por una actitud responsable hacia la comunidad», señaló el párroco de Legazpi. Una impronta que también trasmitió a sus hijos.
Durante el transcurso del día, la familia estuvo arropada por amigos y personalidades como el primer teniente de la Diputación Foral de Gipuzkoa, Iñaki Galdos, la diputada de Politica Social, Maite Etxaniz, el diputado de Hacienda, Pello González, ex diputados, miembros de las Juntas Generales, alcaldes y ex alcaldes de Gipuzkoa, el ex presidente realista Miguel Fuentes y el ex jugador y consejero José Mari Martínez.
Tras ser incinerado, sus restos serán enterrados hoy en el panteón que la familia tiene en Lazkao.
Alcalde antes de la transición
Nacido en Lazkao pero vecino de Legazpi desde los 12 años, Larrañaga formó parte de la primera promoción de alumnos del colegio Buen Pastor. Fue precisamente allí, donde los hermanos religiosos le animaron a dar el primer salto a la política municipal. En una época donde las corporaciones municipales se componían de representantes del tercio familiar, sindical y entidades, Prontxio entró a formar parte del primer grupo (el familiar).
Aquello marcaría el comienzo de una intensa trayectoria política, articulada en dos legislaturas como alcalde de Legazpi (1975-1979 y 1987-1991)y otras dos como diputado foral de Sanidad y Bienestar Social (1979-1987).
La primera vez que ejerció como alcalde lo hizo antes de la transición, cuando en 1975, Juan Carlos Lamfus dejó la alcaldía y le correspondió sucederle. Durante aquella época, Larrañaga fue miembro del 'Grupo de alcaldes de Bergara', bautizado con este nombre debido a que la localidad mahonera se convirtió en su principal base de operaciones. Junto a él, figuraban en el colectivo alcaldes como José Luis Elkoro (Bergara), José Antonio Altuna (Arrasate), Imanol Murua (Zarautz), Iñaki Aristizabal (Oiartzun) e Iñaki Iruin (Hernani).
Tal y como recordaba el propio Prontxio en una entrevista concedida a Tere Madinabeitia en EL DIARIO VASCO: «El grupo luchaba por conseguir la situación actual de Euskadi, con la vuelta de los Fueros, la constitución de las diputaciones generales y el Gobierno Vasco, creándose entonces las bases para ello». De esta forma, sus integrantes mantuvieron numerosas reuniones con altos cargos como el presidente Adolfo Suárez, el ministro Martín Villa o el general Gutiérrez Mellado. El 'Grupo de alcaldes de Bergara' se disolvió en 1979, junto a la celebración de las primeras elecciones municipales.
Más allá de lo político
A su primera legislatura como alcalde le siguió una larga etapa como diputado foral de Sanidad y Bienestar Social, puesto en el que se mantuvo dos legislaturas (1979-1987).
En 1987 emprendió su segundo mandato como alcalde de Legazpi, esta vez dentro ya de un sistema democrático y en las filas de Eusko Alkartasuna. Tal y como se recoge en las fuentes documentales de José Mari Urcelay, caben destacar en este tiempo capítulos como la celebración del séptimo centenario de la aparición del nombre de Legazpi por primera vez (que estuvo rodeada de numerosos actos en 1990); la consolidación de Palacio Bikuña o el cambio de nombre de la localidad, pasando a llamarse Legazpi en lugar de Legazpia.
Su implicación también tuvo reflejo en otros tantos ámbitos sociales. En los años 50, por ejemplo, fue miembro de Oargi (Organización atlético recreativa de Gipuzkoa) e impulsor de la instauración de una cruz de Legazpi en el monte Ernio que años después haría historia. A comienzos de los 60 también fue parte activa de la asociación de padres de familia de la localidad.
Dejó la primera línea de la política en 1995, año en el que su hijo, Juan Ramón Larrañaga, cogía la alcaldía de Legazpi. Nueve años después, en 2004, recibía un cariñoso homenaje de los miembros de su partido, EA, durante el que le hicieron entrega de un bastón de mando en reconocimiento a toda su trayectoria. En la actualidad es uno de sus hijos, Juan Ramón Larrañaga, el que trabaja en la misma área foral en la que estuvo su padre, en este caso como director de Atención a la Dependencia.
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